Actualmente, quienes defienden la propiedad privada emplean argumentos pragmáticos, afirmando que sin la propiedad privada y división de los recursos el mercado no tendría sentido. Otros, por su parte, argumentan que sin propiedad privada no habría lugar para la solidaridad, puesto que no habría propiedad. Sin embargo, en la Antigua Grecia, cuna de la cultura y saber occidental, la defensa de la propiedad privada se entendía como una cuestión de moralidad:
"Es claramente mejor que la propiedad sea privada, pero su uso debe ser común; y especial tarea del legislador es crear en el hombre esta disposición benevolente"
Aristóteles
Platón y Aristóteles (centro), La Escuela de Atenas. Pulsar para detalle.
La propiedad privada ha sufrido un largo proceso de variación semántica y social desde aquellas palabras que pronunció el bueno de Aristóteles. Otros, como John Locke en el siglo XVII o Immanuel Kant en el XVIII, apoyaron la idea de una propiedad privada desde el ámbito de la filosofía.
Sin embargo, cualquiera que haga lectura de las anteriores palabras de Aristóteles puede comprobar que, ya de aquellas, se reconocía la necesidad de legislación y regulación que evitara los abusos y desigualdades que el propio sistema tiende a originar.
Propaganda de la URSS, clímax del comunismo.
La ideología económica imperante del laissez-faire anterior al siglo XIX provocó tales desigualdades y diferencias entre clases sociales que, con la Revolución Industrial, nacieron un gran abanico de ideologías y posturas que pusieron en duda la efectividad y la ética del sistema capitalista. Karl Marx, uno de los pensadores más relevantes de aquel momento, dejó entrever en obras como el Manifiesto Comunista o los volúmenes de El Capital su idea de propiedad privada como instrumento de explotación al obrero.Es por tanto que desde los albores de la civilización capitalista, y con más fuerza desde el siglo XIX, el concepto de propiedad privada ha sido puesto en cuarentena por muchos intelectuales, quienes han venido exigiendo desde entonces una mayor regulación por parte de los gobiernos para evitar fallos de mercado que lleven a la sociedad a la pobreza material o intelectual. Como reza Aristóteles: propiedad privada sí, pero con regulación.