Baños de Agua Santa era un lugar vacacional donde los lugareños se acercaban en fin de semana para disfrutar de sus paisajes y de los baños termales.
Nos alojamos en el Hotel Colonial en el mismo centro y una vez realizado el check-in nos fuimos a ver los tours que se ofrecían para aprovechar la tarde. Fuimos con chiva hacia el mirador del Volcán Tungurahua que en kichwa significa “ trono de fuego”.
Allá por el año 1999 el volcán explosionó donde fallecieron unas 2400 personas. Subiendo la montaña paramos con la chiva en el Nido del Águila donde uno puede tomarse una fotografía con el volcán de fondo sentado en las manos de esta popular estatua.
Hicimos una segunda parada en “los pies de Dios” donde había un columpio y unas manos blancas con un corazón.
Seguimos con la guagua subiendo por una carretera vertiginosa con la música a tope y la gente cantando alegremente. A medida que pasaba la tarde, el volcán se encontraba casi tapado pero no nos importó porque nos lo pasamos genial.
Al día siguiente después del desayuno hicimos la ruta de las cascadas. Esta vez la chiva llevaba el nombre de “Pailón Travel” e iba con 32 personas. Primero llegamos a la presa de Agoyán pasando por una carretera de túneles que iba hacia las Cascadas de la Culebrilla y la Esperanza mojándonos al pasar.
Seguimos hasta el puente de cristal y paramos para quien quería hacer actividades de canopy, ovni, el bolaloca... Nos contentamos con admirar el paisaje. Desde aquí se veía una bella vista de la cascada “Velo de Novia” y del río Pastaza.
Seguimos con la chiva hacia la fábrica de licor de guayaba donde hicimos una degustación de membrillo y compramos unos frutos secos.
Seguimos recorriendo el camino hacia la Tarabita comunitaria de San Pedro donde nos bajamos y montamos por grupos de ocho personas en una cesta oscilante que iba bastante rápida atravesando la montaña junto al Parque Nacional Sangay. Había una fabulosa panorámica de la Cascada de San Pedro.
Seguimos con la chiva hasta la gran cascada llamada Pailón del Diablo. Caminando unos veinte minutos y atravesando un puente colgante de 120 metros de largo.
Fuimos bajando por escaleras de piedra donde ya se podía apreciar esta maravillosa cascada. La vista era sensacional con una caída de ochenta metros donde te podías mojarte fácilmente por la proximidad del agua.
Volviendo hacia Baños nos fuimos a comer al restaurante “La cocina de Dulcelina” y al hotel a descansar un rato.
Por la tarde fuimos andando hasta la “Cascada de la Virgen de Agua Santa”, un lugar relajante.
Justo al lado se encontraban los baños termales de la Virgen, pero había tanta gente que desistimos y nos fuimos a visitar la Basílica y Convento de Ntra. Sra. Del Rosario y vimos su precioso claustro.
Afuera había pequeños puestos de golosinas. Desde aquí fuimos caminando hacia el Café Ricopan para tomar un canelazo con aguardiente y nos tomamos los frutos secos que compramos por la mañana en la fábrica de licor.