Recién llegados al Hotel Portal de Cantuña en Quito, Darwin nos acomodó en la mejor habitación. El hotel era una de esas maravillosas casas coloniales con patio central decorado con muchos abalorios, plantas y las habitaciones alrededor.
Dejamos las mochilas y nos fuimos hacia la Plaza San Francisco y la Ronda que era una calle muy animada especialmente los fines de semana con restaurantes y música en directo.
Cenamos en El Pondo de Barro unos nachos con guacamole y unas empanadas que son las típicas obleas. De beber probamos la michelada que es como un jugo de piña caliente que apetecía porque ya empezaba a refrescar.
Desde aquí se veían a lo alto las casas de colores alegres y la Virgen del Panecillo. La música empezó a sonar y el escenario parecía sacado de una película de David Lynch, muy surrealista.
Al día siguiente ya había ambiente de carnaval por las calles del centro.
Nos fuimos a visitar la zona histórica y sacamos dinero en el mismo edificio de Información y Turismo. De paso preguntamos por la estación de los autobuses que iban a Otavalo.
Después nos fuimos a ver la Iglesia de la Compañía de Jesús, una de las siete maravillas de Quito.
Pagamos 5$ por persona por la visita pero queríamos entrar ya que este templo es la cumbre del barroco latinoamericano. Fue construido por destacados jesuitas entre 1605 y 1765, es decir tardaron 160 años en construirla y sus ornamentos eran de artistas de la Escuela Quiteña, quienes tallaron y doraron con finas láminas de oro de 23 quilates cada centímetro del templo.
También se exhibían magníficas obras de arte. La fachada destacaba construida en piedra gris de origen volcánico. Se podían ver símbolos esclesiásticos e imágenes de santos jesuitas.
Continuamos hasta la Iglesia de San Francisco donde acaban de oficiar la misa. Eentramos para ver el techo profusamente decorado de dibujos mudéjares, el pan de oro, las reliquias, el claustro y los miradores.
De ahí fuimos a la Casa Alabado, un museo de arte precolombino y nos tomamos unas limonadas en su patio colonial.
Después pasamos por el Arco de la Reina donde se ubicaba el Convento del Carmen. De ahí salimos por encima de la Ronda y la Plaza de Santo Domingo, también oficiando la misa.
De aquí fuimos a la Casa-Museo del Mariscal Sucre, un héroe que consiguió la Independencia en la matanza de Pichincha en 1830 contra los españoles.
Fuimos al peculiar restaurante Vista Hermosa subiendo con ascensor acompañado de un botones hasta la 4ª planta desde donde seveía unas magníficas vistas de 360 grados de la ciudad: las montañas del Teleférico, la Virgen del Panecillo y la Catedral Metropolitana y las casas coloreadas alrededor.
Las calles de Quito estaban animadas por vendedores de frutas, golosinas, helados, también los limpiabotas en la Plaza Grande. Nos fuimos a ver el Teatro Bolívar de estilo modernista y aprovechamos para tomar unos cafés en el Gran Café Bolívar.
En sus paredes había posters decorados de los artistas que habían actuado como Raphael, Pablo Abraira, Les Luthiers, la Pantoja… y varios espectáculos como el Teatro Negro de Praga…etc.
Después de comer nos fuimos con un taxi contratado a ver la escultura de la Virgen del Panecillo que se ve desde toda la ciudad. Era una réplica de una talla de madera de la Escuela Quiteña. Sus 7000 piezas de alumnio la hace única. Se construyó en 1976 por un escultor español.
Después el taxista, amigo del hotel donde nos alojábamos, nos llevó hacia el Teleférico aunque en taquilla nos avisaron que el día estaba nublado quisimos subir a 4060 metros s.n.m. En diez minutos nos llevaron a la cima. Fuimos con una pareja francesa de un pueblo cerca de Lyon.
Una vez arriba tomamos un sendero en plano donde se veía la vegetación del altiplano. Era hermoso pasear a pesar de la neblina. Hicimos un recorrido de una hora pues estábamos aclimatados.
Después saliendo del parque y cogiendo de nuevo el teleférico, nos fuimos hacia el Monumento de la Mitad del Mundo.Era una piedra trapezoidal de 30 metros de altura, contenía un museo de los grupos indígenas de Ecuador e interesantes explicaciones que planteaba los enigmas sobre la gravedad y la latitud 0.
Una raya dividía los dos hemisferios. Para saber bien donde se encontraba el ecuador, los estudiosos franceses eligieron esta zona por encontrarse entre montañas pues los demás países que se localizaban en el ecuador, eran planos. Cerca había merenderos donde cocinaban cuys.
Marco, el taxista nos llevó por último al mirador del Volcán Pululahua. La reserva geobotánica se encontraba a 4km de la Mitad del Mundo y donde pudimos visualizar con asombro el volcán extinto.
En su cráter habitan gente desde hace años donde vienen cultivando frutas y verduras. Las vistas eran espectaculares y aquínos relajamos tomando dos canelazos y después bajamos hacia el valle por un sendero de escaleras...