Edén a Mezquita

• A Mezquita ( Templo de San Pedro).

Manuel Gila  |  Almería

Pincipiaré relatando, por orden alfabético, una de las innumerables "perrerías" de las que, en mi vida mortal, fui objeto por parte de este grupo de Salud y románico.
Recuerdo que fue un 15 de septiembre cuando mi pacífica vida se vio turbada por un premeditado y alevoso acto de secuestro. Vilmente engañado por unas chuches del "todo a 1 euro", me encontré repentinamente encarcelado dentro de un transportin. Haciendo uso de mi derecho constitucional, solicité dos llamadas: una para mi abogado y otra para la Asociación de Defensa de los Animales, pero con la mala fortuna que, en la primera, el abogado era mi dueño/raptor y, en la segunda, cuando describí que mi cárcel era un habitáculo color calabaza con siluetas de ositos, la Asociación me informó que se trataba de un artículo "pijo" de lujo de una afamada marca comercial que patrocinaba una Duquesita rubia en televisión y que no cabía enfrentarse con la aristocracia.
Lo siguiente, ya lo supondréis. Me vi frente a un mostrador en el que, a fuerza de ladridos, tuve que convencer a una jovencita uniformada de azul y pañuelo de seda vueling, para evitar ser encerrado en una bodega, obligando de ese modo a mi raptor a rascarse cincuenta pavos para viajar en cabina: ¡ que incluso los presos tenemos derechos humanos y hacer campaña en pro de nuestras reivindicaciones legales!.
Largo traslado en coche y heme aquí frente a un edificio viejo donde mis raptores pasaban el tiempo maravillados discutiendo sobre si se trataba de un magnífico ejemplar de románico tardío de transición o gótico, del siglo XIII, construido o no por los Condes de Monterrei, con nave rectangular dividida por tres arcos sostenidos por contrafuertes y ábside semicircular con fachada ilustrada y tímpano con cruz y Agnus Dei, soportada por columnas con decoración variada.

Yo, mientras tanto, pendiente de una perrita que no cesaba de seguir y oler mi rastro.

Y con la que no pude "ligar" porque un indiscreto mirón, constantemente me observaba.

Mongui ha muerto y me deja desolado. Compañero, aventurero románico y vital desde hace doce años, se marcha al Edén y me deja un profundo vacío. Con el recorrí todo el románico hispano y extranjero. Manuel Gila (Almería)