¡ Lo han despedido del gimnasio!. Dicen que por más que entrene es irrecuperable. Eso ya lo predije yo cuando en 2009 lo llevé a que visitara Almazán y nada más entrar en la plaza me dijo que el templo románico de San Miguel del siglo XII estaba inclinado en la parte de su ábside porque representaba la inclinación simbólica de Cristo crucificado con inclinación de su cabeza al expirar. Y ahora, explícale tu a este majara del simbolismo que es la contigüidad de la plaza al río Duero lo que haría que lo normal es que estuviera protegida por una muralla defensiva que estorbara el desarrollo constructivo normal de la planta, que al chocar contra el ribazo del río obligó a los constructores a cambiar la simetría y es lo que hace que las galerías laterales sean estrechísimas.
Los arcos de las naves son muy apuntados y en sus ábacos y capiteles aparecen rosáceas y florones, vegetales, animales, y muchas piñas cistercienses
No creo que me prestara atención, porque estaba embobado (estado natural en él, por otra parte) de esos ocho arcos de medio punto que arrancan, por parejas, sobre ménsulas figurando capiteles cuyo ábaco da lugar a una imposta corrida y al cruzarse dejan en el centro un ojo que no es sino la linterna octogonal.
Si la cúpula apoyara sus arcos en el centro de los paños del octógono y no en sus vértices, casi la confundiría con la de la Mezquita cordobesa porque su estrellado es el mismo. El cuadrado del crucero es un octógono preciso para la cúpula, fruto de unas trompas únicas en el románico español que finalizan en un arquito convergente de cinco arcos abocinados resaltando el pequeño trompillón.
Cuando en 1936 realizaron la "limpieza" y restauración del templo se descubrió una mesa de altar en piedra esculpida que revela una escena casi inédita en nuestro románico: la muerte de Santo Tomás Becket, con el arzobispo de Canterbury arrodillado en el atrio de la catedral ante los cuatro caballeros anglonormandos, Reginal Fitzurse, Hugo de Morville, Willian de Tracy y Richard Brito que, con cota de malla, aparecen representados en plena ejecución del asesinato cometido el 29 de diciembre de 1170, mientras el alma del mártir asciende a los cielos.
Estaba en ello, cuando va y me dice que está hecho un lío porque si ya es raro que en un templo del Cister haya una cúpula califal musulmana y una representación de un mártir inglés, lo que no entiende ya es que aparezca un capitel con la representación siria del dios Sipura apresando aves con las manos para simbolizar a los enemigos vencidos.
Mirad, lo siento. Yo me voy, porque cuando un tonto coge la linde..., o se pierde el tonto o se acaba la linde.
Mongui ha muerto y me deja desolado. Compañero, aventurero románico y vital desde hace doce años, se marcha al Edén y me deja un profundo vacío. Con el recorrí todo el románico hispano y extranjero. Manuel Gila (Almería)