
Así rezaba el Acta Fundacional del monasterio benedictino que en 977 asentara con canónicos en la localidad de la Garrotxa gerundense de Besalú el obispo Mirón Bonfill, quien además se encargaría de obtener personalmente las preceptivas reliquias de los mártires romanos Primo y Feliciano con motivo del viaje que hiciera a Roma para obtener la bula papal que amparase dicha abadía, pero no sería sino su sobrino el conde Bernat I Tallaferro quien acabara consagrando su templo de San Pere, Pau i Andreu el jueves 23 de septiembre de 1003.
Poco o nada queda de aquel edificio primitivo del siglo X, pues el templo actual es edificación del siglo XII en travertino de alta calidad y paramentos de sillares colocados a "hueso vivo", sin mortero alguno.

La obra se realizó sobre el templo anterior y se comenzó por la cabecera: un gran semicírculo masivo y compacto sin más concesión que un friso de arquillos ciegos sobre ménsulas pequeñas con labrados fitomórficos y zoomórficos

que alberga un deambulatorio abierto a tres absiodiolos y que desemboca en un transepto cuyos extremos en cruz abren a sendos absidiolos.

En ausencia de cripta que sirviera de albergue y conservación de los seis "santos despojos" o reliquias que llegó a tener (de San Ebidio, San Marino, San Patrón, San Primo, San Feliciano y San Concordio) así como el fragmento de la Santa Cruz o Lignum que obtuviera el propio Tallaferro, se planteó como excelente alternativa a tal fin la construcción de una poderosísima girola a la que iluminan vanos laterales.

Son ocho los capiteles que adornan el ábside de la capilla mayor. Tres son vegetales, dos zoomóficos y tres historiados entre los que destacan la serie del Sueño de los Magos y Huida a Egipto.

y posterior Matanza de los Inocentes.


Y hasta un capitel curioso con ocho leones.


Leones que también guardan el acceso principal de este templo en donde apoyan sus patas traseras sobre un leoncito e implantan las garras en la cabeza de un hombre desnudo pues "Imperium mortis conculcans leo fortis"

Justo al lado de este templo de Sant Pere y en la misma plaza (que fue el cementerio o Prat del monasterio primitivo), se encuentra otro templo románico del siglo XI: Sant Vicenç. Se trata de una construcción que combina el estilo románico con elementos de transición al gótico, como demuestran el rosetón, el ventanal y alguna capilla lateral.

De todo el conjunto destaca la decoración de la puerta principal y la de la puerta lateral, que contiene animales alados y monstruos subiéndose por los capiteles.

Y para rematar la faena, subiendo sus encantadores callejones hasta llegar extra muros del castillo se encuentra el templo-hospital de Sant Juliá cuya portada mantiene tímpano liso y cinco arcadas de medio punto de gran profundidad.

La arquivolta interior, de baquetón, y la segunda por el exterior, con decoración vegetal, están apoyadas en columnas rematadas por capiteles, siendo el resto lisas. En los capiteles, figuras de leones rampantes, afrontados o compartiendo su cabeza que muerde la de un hombre

Y vista la hora que era, yo ya empezaba a mostrarme inquieto ...

... ¡por si me cerraban el puente medieval!.

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