Campisábalos
En la sierra guadalajareña de La Pela se encuentra Campisábalos.
Un pueblecito cuyo templo parroquial se conserva completo desde su primitiva construcción en el siglo XIII con el único añadido de la torre que derribó la parte oriental del atrio meriodional. Compacto, orientado y alargado a levante, añade la capilla de San Galindo a su muro sur.
El exterior del ábside adosa cuatro columnas protegidas bajo alero con capiteles clásicos.
Los canecillos con figuras de la caza del conejo a palos.
En el centro, estrecha ventana aspillera con arquivoltas dobles que apoya en imposta corrida con lazo y dos capiteles clásicos.
Bajo ella, otra imposta de ochos que recuerdan a Puilampa.
En el alero norte, canecillos de máscaras
El atrio presenta cuatro columnas cilíndricas que apoyan en basas
y un pasamanos con estelas del cementerio que hubo delante del templo.
En él se abre la puerta de ingreso con cuatro arquivoltas que apoyan sobre imposta decorada y ésta sobre cuatro capiteles a cada lado.
El dintel, de dovelaje dentellado mudéjar, con rosetas.
El interior es de una sola nave, con presbiterio y ábside semicircular cubierto por esfera de cuarto, y arco triunfal.
Una pila bajo el coro, que no tardaron en manosear.
Añadida al costado meridional, la Capilla del Caballero San Galindo que una fachada exterior donde se encuentra un desgastado menologio, retiene nuestra entrada.
Esta portada es muy similar al templo de Villacadima, con alero de piedra sostenido por ocho canecillos, abocinada en degradación y cuatro arquivoltas que apoyan sobre capiteles y formando un dintel semicircular en arco de herradura.
El menologio añade una curiosa escena de caza del jabalí con tres perros mordiendo su lomo como en Tiermes
y una escena de justa entre caballeros.
Bajo este friso, una ventanita similar a la del ábside.
La Capilla de San Galindo es de una sola nave de seis metros de largo por la mitad de ancho que desemboca en presbiterio cubierto por bóveda de cañón.
Sus columnas adosadas rematan en capiteles foliados sobre los que reposa el arco fajón.
El toral sobre columnas cortas con capiteles de animales cabalgados por arpías sobre las que disparan sus flechas un par de centauros-sagitarios.
A todo esto, la Capilla resultó ser un recinto sujeto a prohibición de fotografiar pero que dada la rebelde condición de mi mascota resultó incumplida.
A mi me da igual; él sabrá lo que hace, pero que luego no me regañe cuando me hago pis en la alfombra del salón: " consejos vendo, que para mi no tengo".