Gran Guía de Templos Románicos
Casarilh
Ya sabéis de la explotación laboral a que fui sometido durante mi vida mortal, pues a las funciones de pasante, guarda segurata y demás, me añadió por el mismo precio la propia de sabueso de mi especie. Por eso, a sus órdenes románicas de " ¡ Mongui, busca, busca!" intentaba asear mi cometido de perrillo con templos desconocidos y casi desaparecidos a la vista de visitantes.
Así ocurrió en esta ocasión cuando lo llevé a conocer el templo de San Martín, hoy Santo Tomás, en aquella ignorada pero bella localidad de unos setenta habitantes situada en el Valle Medio d´Arán leirdense que en documentos medievales se denominaba Caanaril, Casaril, Casarillo, o la Casarill de Pascual Madoz, quien en su Diccionario la destaca por su " su templo de una sola nave, bastante espaciosa y sin adorno; su bóveda de madera es muy antigua, ignorándose la época de su construcción, así como la del pueblo, pero se cree que pertenece al tiempo de los templarios".
Se duda entre su primitiva advocación a San Martín o la de Santo Tomás, ya que según tradición del Valle, fue Tomás leñador antes que apóstol y como el pueblo tenía muchos leñadores además de pastores, lo eligieron como patrón. La glésia de Sant Tomás es una edificación de origen románico en la que reformas posteriores han castrado todo su valor, pues a partir de su nave románica el edificio se amplió por la parte norte con nave lateral, su ábside románico se incluye en el cuerpo cuadrangular del edificio formando parte de la sacristía y muchas cosas más.
Se accede al recinto a pie de calle de un pueblo mortecino pero de belleza inigualable.
Cerrado con verja metálica, escaleras te enfrentan a su sacristía dintelada.
El campanario es una torre piramidal cubierta típica del siglo XVIII.
La entrada al templo con dintel bajo inscripción del siglo XVIII.
Igual que la entrada de su sacristía.
Lo más interesante de este templo desconocido es su Cristo románico del XII que conserva el Museo del Valle de Arán
Pero me salvé mi honor y cobré soldada cuando les hice notar que mi recomendación por conocerlo se refería al notable y curioso detalle de contemplar la lápida sepulcral de mármol encastrada en la cara norte del campanario.
que conserva un anagrama cristológico paleocristiano (crismón), flanqueado por cruz griega a la derecha y roseta cuadripétala a la izquierda con dos caritas de los difuntos al pie y flores de lis en la parte superior, evocando influencia galorromana de un sarcófago de los primeros tiempos del cristianismo que fue recolocada como parte de tímpano o dintel en la primitiva portada románica de este templo.
Así que... ¡ todos contentos!. Habían conocido un románico inaccesible y recuperaron un templo sumamente ignorado.