GRAN GUÍA TEMPLOS ROMÁNICOS
Oliba Cabreta refiere en el siglo X a esta pequeña localidad barcelonesa de l´Anoia lindante con Lleida como "Castro Follit" refiriéndose a su posesión del castillo de Sant Esteve. En 1039 pasa a denominarse Ipsa Folia que sería la Fulliensis de 1078 o Foritense de 1082 hasta que en 1094 aparece mencionada como Castrum Fulit. Leyendas vinculan su castillo al hijo de Almanzor o al rapto de Almodais por su enamorado Ponç II, y siguiendo ese guión mi mascota trazó su plan para meterme en el transporting sin pedir opinión.
Adalaidis, hija del vizconde de Cardona, ya la menciona en 1078 en su testamento como templo prerrománico ya que sería Bernat Guillén, obispo de Urgell, quien la consagraría como románica el 22 de septiembre de 1082.
Los señores de San Esteban de Castellfollit la ponen bajo tutela con la advocación de su templo a San Vicente hasta que Felipe II obtiene del Papa Clemente VIII que pase en 1593 a depender de Montserrat.
Construida en el siglo XI con planta latina de nave única y transepto, se remata a oriente con ábside decorado de manera lombarda con series de arcos ciegos separados por lesenas.
En su espacio central, bajo friso de dientes de sierra, una ventana abocinada de medio punto con su arquivolta.
Se ilumina mediante vano del ábside central.
Se accedía por tres puertas de la que el muro Oeste era rectangular, hoy convertida en ventanal.
Al lado Norte, sala rectangular que denota la zona más antigua del priorato.
Y en el interior, una nave cubierta con bóveda de cañón apuntado mientras que las del ábside y transepto las son de medio punto con intersección que origina cúpula semiesférica que adopta forma de cimborrio.
y espadaña ciega que enmudece en su tañido para despistar al visitante románico.
¡Pero para eso está Mongui!