Capilla de Sant Antoni
La verdad es que aquel 2011, solo pretendía contemplar el famoso "mayo" con que el Ayuntamiento de esa pequeña población celebra su primavera, y que se ha convertido en sello de identidad y reclamo turístico por su grandiosidad y arriesgadas faenas de elección y posterior colocación y alzado en su plaza principal, no lejos de la iglesia parroquial de Sant Pere.
Pero... ¡ como la cabra siempre tira al monte!...
acabamos aterrizando frente a una modesta y sencilla capillita de cronología incierta e indocumentada de la que sólo por su aspecto arquitectónico y fábrica puede intentar fecharse.
En sus orígenes fue capilla del castillo del siglo X que en 1133 cediera Ramón Berenguel IV a Guillén de Cornellá, quien lo conservaría hasta 1367 en que Pedro el Ceremonioso lo incorpora a la Corona y acaba convirtiendo al desaparecido castillo en hospital de pobres. Hoy se reduce a un edificio de nave única cubierta con bóveda de cañón apuntado y ábside semicircular ortodoxamente orientado con bóveda de cuarto de esfera.
Lo más destacable es su facha occidental con portada de acceso adovelada y arco de medio punto.
protegida por pórtico con techumbre de madera y tejado a dos aguas que sostienen dos pilares y una pared lateral.
Sobre la fachada una pequeña espadaña cíclope.
En el muro lateral izquierdo de la portalada, curiosos restos de pintura mural, esquemática y de color rojo, descubiertos en el repicado efectuado en el siglo XX
le confieren al conjunto una nota de sencilla humildad y autenticidad que hacen recomendable su visita.