GRAN GUÍA TEMPLOS ROMÁNICOS
Cartuja de Santa María
Creo que en mi vida mortal fui como el "Carlitos" de Mafalda, pues cada día tomaba dos mil setecientas treinta y dos decisiones y... ¡ todas mal!. En mayo de 2015 y para celebrar su incógnito cumpleaños, decidí regalarle una visita a la primera cartuja y madre de todas las de este país en Escaladei. Y él va y me pega un rollo del abuelo cebolleta contándome las diversas teorías sobre su fundación: que si a finales del siglo XII Alfonso II de Aragón les regaló unas tierras a los cartujos franceses que iban perdidos y se encontraron a un pastor flipao que les aseguró que en sueños veía a unos ángeles que ascendían al cielo por una escalera apoyada en un pino donde pastaba el rebaño, que si había sido con Alfonso I el Casto en 1163 cuando les cedió a Pedro Montsant y Ramón San Esteve los antiguos eremitorios de Santa María de Poboleda, o fue en 1203 con Pedro I cuando se establecieron. Esta falta de concreción documentada me aburría más que a una chota jugando al parchís.
Para documentarle, lo remití al tablón informativo trilingüe
Estaba ilusionado con que pudiera comprender que este monasterio, pese a su abandono y estado ruinoso, tiene como telón de fondo las montañas del Montsant catalán que le confieren un encanto y magia únicos que hicieron que los monjes cartujanos de la Provenza francesa lo hicieran su hogar y fundaran la primera cartuja de la Península y el origen del nombre de la comarca: Priorat o Scala Dei ( escalera del cielo) por la leyenda del pastor.
Lo que resulta acreditado es que el 4 de mayo de 1128, la cartuja recibió concesión del cobro de diezmos por el Papa y el 8 de julio de 1313 el rey Jaime II les concedió la potestad exclusiva de explotar las minas, por lo que gozó de gran esplendor y riqueza que aprovecharon para edificar un gran monasterio.
Durante el siglo XIII se construye el templo y el primer claustro rectangular con doce celdas
El refectorio y correría para administrar el cultivo de viñedos.
En 1333 se termina el segundo claustro cuadrangular con galería porticada, doce celdas más que costea Juan de Aragón, arzobispo de Toledo
y en 1403, Berenguer Gallardo de Lleida manda construir el tercer claustro y seis celdas mas, pues la cartuja ya albergaba 30 monjes y 15 legos.
Los monjes se dividían en dos grupos: los padres y los hermanos legos. Los primeros se dedicaban a la oración y vida contemplativa dentro de las celdas,
los legos a las tareas de cultivo de los campos y a la administración y servicios de la cartuja. Todos ellos regidos por un Prior que podía ejercer justicia y era alcalde general de los pueblos de la comarca.
Reformas neoclásicas en fachada y otros elementos del recinto preceden a la decadencia de la cartuja
Pleitos con los cistercienses de Santes Creus y los señores de Cardona y el golpe fatal de la Desamortización hizo descender aquella escalera del Cielo a la Tierra.
En 1823 tuvo lugar la primera exclaustración, dejando el recinto monástico en manos de expoliadores. Hoy, en fase de construcción y restauración, sigo pensando que ese conjunto ruinoso, increíble, dramático a más no poder, sigue poseyendo una fuerza telúrica, un encanto especial.