Monasterio de Sant Pau
Para celebrar el cumpleaños de mi mascota humana, le regalé este monasterio. Aunque eso sí, les mandé a buscar la llave.
El templo de San Pablo de Fontclara se sitúa en el centro del pueblo. Originariamente fue un monasterio benedictino documentado a finales del siglo IX cuando, en el año 889, su primer abad, Saborell, acudió a Orleans para rescatar el precepto del rey Odón por el que confirmaba unas posesiones del Bajo Ampurdán donde existía una fuente: "Clara, in ipso monasterio defluente". En dicho documento se hace constar que Saborell fundó el monasterio con ayuda de los vecinos del lugar, aunque la vida del cenobio sería efímera, pues en 908 Carlos "el Simple" lo hace dependiente de Santa María de la Grasa y a finales del XII pasa a ser parroquial.
En el muro meridional se encuentra la portada primitiva, de arco de medio punto, de dovelas cortas.
La portada actual, en el frontis, está abierta en época tardía y de estilo barroco: pilastras y frontón con bolas ornamentales y la imagen del patrón en bajorrelieve; en el dintel está grabada su fecha: 1639.
También son fruto de reformas la ventana de esta fachada y la espadaña de dos vanos que la corona.
La bóveda de su única nave del siglo XI es apuntada, más tardía, y seguida, pero el arco triunfal es de medio punto y la cubierta absidal de cuarto de esfera que desemboca en ábside semicircular con bandas lombardas sin arcuaciones y ventanas de doble derrame y arco de medio punto.
A la nave se le añadieron dos capillas laterales a cada lado, dos con vuelta apuntada y otras dos con crucería sobre una de las cuales hay un escudo y una inscripción fechada en 1627.
El paramento románico es de sillares pequeños y rectangulares.
También son fruto de reformas la ventana de esta fachada y la espadaña de dos vanos que la corona.
El interior del ábside está decorado con pinturas murales del siglo XIII descubiertas en 1940 al retirar el retablo.
Destaca la figura del Maiestas Domine dentro de mandorla a la que rodean figuraciones de los evangelistas, Tetramorfos, con cabeza girada.
En la parte inferior, apostolario
en banco y sentados por parejas.
En las ventanas, representaciones del santo de su advocación cayendo del caballo tras ser cegado por la luz divina.
Y su posterior bautizo.
En el intradós, los veinticuatro ancianos de par en par.
Bloques románicos esculpidos en su interior, copan los laterales del ábside.
Y tan contentos estaban que se fueron a celebrarlo
con un turbot (que yo llamo rodaballo) del que no me dejaron probar ni las espinas. Dijo que era por si me atragantaba!.