Ermita de Sant Gervás y Castillo
Aquello era un follón, una república bananera, una graja autárquica. La perra Pruna, el loro Cacahuet, ranas, salamandras, la gaviota, periquitos, el erizo Puitas y... yo. Con Pruna era fácil la convivencia, pero a ese gato negro de ojos verdes que era el rey del lugar, Cacahuet y yo lo teníamos de lejos. Y aún más cuando mi mascota pronunció aquellas palabras: ¡ "Con ese no te ajuntes, Mongui"!. Y es que él ya había sufrido lo suyo con ese gato que sigue reinando en el hogar.
En la parte alta del bosque dels Violots, en el Pallars Jussá, junto al castillo Sobirá, se encuentra la ermita ilerdense dedicada a ese felino malévolo de quien os hablo: Sant Gervás. Dedicada a San Gervasio y San Potasio es de estructura sencilla correspondiente al siglo XII con sillares trabajados en hileras regulares.
De una sola nave, remata el ábside liso con moldura biselada con una sola ventana de doble derrame con antepecho y medio punto.
El muro sur, liso y con vano de un solo derrame
La fachada occidental con dos aberturas: una ventana cruciforme en la parte superior y una aspillera a escasos metros del suelo.
Se accede por la puerta de la fachada septentrional compuesta por arco de medio punto que apoya en jambas de piedras monolíticas que separa un sillar horizontal.
En la jamba derecha, una cruz trebolada.
El ábside se abre a la nave con doble arco apuntado desde la imposta. Se cubre con bóveda de cuarto de esfera.
Estructurada en tres tramos por arcos fajones,
en el lado de la Epístola hay un arcosolio con arco apuntado y forma una capilla del siglo XII que ilumina una ventana de medio punto.
En el lado del Evangelio, otra capilla lateral con pinturas ya barrocas.
De suma austeridad, tiene esculpidos como motivos notables dos caritas en relieve en su fachada septentrional:
uno masculino y otro femenino.
Accedemos a su Castillo en plena restauración
El castillo, de planta triangular, tiene una longitud de 62 metros y una anchura de unos veinte metros
La torre del homenaje, que se debió de construir antes del año 966, tiene unos siete metros de altura, si bien debía de llegar a los dieciséis.
El castillo forma parte de una trama de castillos y torres de defensa conocidos como castillos de frontera y repartidos por el vertiente norte de la sierra del Montsec. Todos ellos revelan cómo era la vida en la alta Edad Media y cómo se llevaron a cabo la reconquista y las colonizaciones feudales.
La construcción del castillo de Sant Gervàs fue un elemento clave en la repoblación del valle de Barcedana, raíz de su situación estratégica en cuanto a los accesos a los dominios musulmanes establecidos, que hoy se rompe en la memoria de los tiempos.