Catedral de San Pedro, Museo Diocesano y
Monasterio de las Benitas
En Jaca estableció Ramiro I, en 1035, la capital del recién fundado reino de Aragón acordando en el Concilio de 1063 que fuese sede episcopal del que su hermano, el infante García, sería su primer obispo. Sancho Ramírez concedió su Fuero modelo, entre 1063 y 1077, años de pujanza de una ciudad que levantaba su catedral.
Compleja esta obra de la Catedral de San Pedro iniciada por Ramiro, hijo de Sancho el Mayor de Navarra, en que se compromete a "concluir unas obras y terminarlas con cubiertas de abovedamiento de piedra a lo largo de tres naves desde la gran puerta de acceso a los altares mayores del encabezamiento y que terminase en torre sobre la puerta para disponer sobre ella ocho campanas y que también se recubriera de piedra". Pero las obras se retrasan hasta 1180 hasta que el infante y obispo García expulsa a los " clericorium ritum secularium viventium mores" para que siguieran una regla de vida en común. Tras dos fases constructivas, se finaliza.
La planta es de tipo languedociano francés, con triple cabecera escalonada en tramos rectos y curvos, sin crucero macado, tres naves con arcos formeros que apoyan en pilares y columnas y un cimborrio de cuatro trompas que pasan del cuadrado al octógono sosteniendo cúpula semiesférica con potentes nervios.
Columnas soportadas por capiteles historiados
Donde el hombre intenta desenredarse de sus angustias terrenales
para conseguir la fortaleza que lo libere de sus pasiones
La entrada, un pórtico carolingio de dos tramos y dos pisos de carácter penitencial según reza la inscripción latina del arranque del tímpano: " SI QUIERES VIVIR, TU QUE ESTAS SUJETO A LA LEY DE LA MUERTE; VEN AQUÏ SUPLICANTE, DESECHANDO LOS PLACERES VENENOSOS. LIMPIA TU CORAZÓN DE PECADOS PARA NO MORIR EN UNA SEGUNDA MUERTE".
Portada a occidente levantada en 1100 con crismón trinitario de rosas de diez pétalos que rodean dos leones pasantes, uno sobre un hombre arrepentido que arroja la serpiente del pecado por la boca mientras el otro aplasta basilisco y oso, animales dañinos,
soportado por columnas rematadas en capiteles de preciosa factura.
El contorno exterior, toda una fantasía de canecillos
que combinan y alternan con metopas bajo taqueado.
En el claustro,
está el Museo Diocesano con rica colección de pinturas de Ruesta
de Concilio
Urriés, Sieso, Cerésola, Sorripas, etc.
Y el mal llamado Capitel del Sátiro, que no es sino la imagen harpocrática del niño divino Horus, que con su silencio lúcido advertía a los monjes en el claustro, tal y como os muestro en el enlace a pie de la entrada.
Tras establecer Felipe II el traslado de las monjas del monasterio de Santa Cruz de Serós a Jaca, en 1555 se funda en la iglesia de San Ginés el Monasterio de las Benitas
que guarda el gran sarcófago de doña Sancha, hija del rey Ramiro I de Aragón y viuda del conde Armengol III de Urgell
que se desarrolla en tres escenas: el obispo que oficia el funeral
Su alma transportada al cielo por ángeles
Y Sancha entre sus hermanas Urraca y Teresa.
Mientras en su reverso hay lucha de caballeros, bien y mal, y la fortaleza
Una noche reposada puso broche dorado a una jornada románica de fantasía.