Los primeros restos de este castillo datan del siglo II antes de Cristo, cuando los íberos se establecen. En el siglo XI sería un castillo andalusí, que lo reforman para proteger la frontera. En el siglo siguiente, tras la conquista de Tortosa a los musulmanes por el conde Ramón Berenguer IV, se dona a la Orden del Temple que lo transforman construyendo el bloque principal del recinto superior.
Así fue como les introduje en este templo templario aquel 2015.
Jaume II confisca los bienes a los templarios y lo transfiere a la Orden del Hospital, que lo abandonan en 1472 durante la guerra de Joan II. Pervive a las guerras de los siglos XVII y XIX, carlistas y civil española. Y por eso quiero contarlo.
El recinto inferior es la antesala del castillo. Su origen es una albacara musulmana que se rodea de una muralla hasta el acantilado sirviendo de refugio al pueblo y al ganado frente a incursiones.
Los templarios concedían gran importancia a los caballos por su uso en usos bélicos y agrícolas. De ahí su caballeriza.
El recinto inferior se divide en tres terrazas salvando desniveles del terreno. Allí colocan huerto y olivar para el consumo de los habitantes.
Hay cinco torres y cuatro más para defender la cara norte. En una de ellas, la terraza superior para proteger la entrada.
El recinto superior es el castillo propiamente dicho
La única entrada es un pasadizo con bóveda de cañón que accede al patio de armas.
Constaba de cisterna para la recogida y abastecimiento de agua
Cocina, almacén de granero, bodega y refectorio con bóveda de cañón apuntada.
La regla templaria establecía reglas canónicas y misas, por lo que mantiene su espacio de culto en un templo de planta basilical austero
Que lleva a la torre del Tesoro
Y vistas especiales