GRAN GUÍA TEMPLOS ROMÁNICOS
Castillo, Templo de Sant Urbá
Si a ti te enseñan un templo románico como éste de la Noguera Pallaresa leirdense, lo primero que te preguntas es ¿ y ahí cómo se llega? Eso mismo pensé yo aquel mes de abril de 2015 y mejor no lo hubiese dicho porque me hicieron pasar y ascender todas las estunas del barranco creyendo que era una cabra montesa y no un perrito con pedigrí.
Y es que el templo de San Urbano de Montclús es un conjunto arqueológico de pueblo.
Y templo emplazados en lo alto de unas cimas de agujas rocosas sin conexión, que quedaron separadas entre sí por el terremoto de 1373, por lo que visitarlo y conocerlo es más obra y esfuerzo de alpinistas que de románicos, aunque siempre estaba aquél que nos repetía a voces el lema: " ¡ el románico no es una afición, sino una disciplina!".
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En 1066, los bienes de Montis Clusis fueron donados a Mir Oliba de Áger y el mismo Papa Eugenio III recoge en su bula de 1151 la donación del templo de Monte Cluso a los canónicos de Solsona.
Adaptada a la aguja rocosa en que se asienta, presenta planta de una sola nave con forma poligonal y dos ábsides semicirculares, lisos y sin decoración alguna.
La fachada oeste al borde del barranco con su ventana en forma de curz.
El interior con bóveda de cañón y dos arcos fajones, uno adosado y otro central apoyados en pilastras.
El arco occidental enmarca un segundo arco en la entrada
La cabecera es doble pero sin embargo no es de nave doble sino sencilla, lo que representa una singularidad excepcional en la arquitectura de su tiempo, siglos XI-XII.
Esta singularidad tipológica constructiva ha intentado explicarse como que el ábside norte correspondería a una fase anterior al del costado de la nave primitiva, que pudo quedar interrumpida, dando lugar a un hemiciclo más reducido y otro más amplio.
El interior se refuerza con juego de arcos para prevenir la falta de solidez y estabilidad del lugar donde se asienta.
Pero nada nos impidió su conquista.
Puerta de arco de medio punto adovelado.
Ventana de doble derrame en fachada sur y otra en el ábside sur adornada con reloj de sol.
En el ábside norte, dos ventanas iluminan al santo patrón.
Y disfrute del aura que invade su espacio.
La vista exterior, un inexplicable e inenarrable sentimiento que hace creer en la existencia del Paraíso.