Aquel Muradielo Medano del Cartulario de Oña o el Muradiello de Sedano del Libro de las Behetrías, es hoy un pueblico burgalés situado en el angosto vallejo, que presume con razón, de tener unos de los templos románicos más fantásticos y originales del que hace quince años quise hacer partícipe a mi mascota humana.
De datación indiscutida, por estar grabada en la cara del cimacio del capitel izquierdo de la nave (IN ERA MCCXXVI, es decir 1188 de nuestro calendario)
Se trata de un templo en sillería caliza, dorada por rubefacción, sencillo, de reducidas dimensiones, de sólido aparejo con muros de piedra sillar en sus tres tramos, abovedados de cañón apuntado los dos primeros y el tercero de crucería. Nave única dividida en tres cuerpos con portada abierta en antemuro del paño sur central. La cabecera primitiva sustituida por presbiterio con pseudotransepto. El muro meridional con dos vanos en la parte alta y arcadas ciegas en el cuerpo inferior. De su desaparecido ábside solo resta el arco triunfal apuntado. De los tramos occidentales, arcos doblados en columnas de codillo apoyados en columnas adosadas.
Torre prismática. Solo el cuerpo inferior es original a la que se accede mediante escalera de caracol con husillo extradosada en el muro norte.
En el interior, tres arcos en el primer tramo de la nave y dos cortos en el oriental.
Lo más fascinante es el triple haz de columnas en zig-zag del fajón segundo de la nave sur. ¿Extravagancias arquitectónicas u originalidad?, porque original es lo no buscado e inadvertido del talento que busca y consigue ser honrado honesto y sincero, maestro que intenta buscar lo silense y en su imperfección, en su fallo involuntario, realiza algo perfecto y original.
Al exterior, los canecillos que soportan la cornisa de la nave: felinos, bóvidos, bustos humanos, águila bicéfala.
La portada, sencillamente espectacular. Tres arquivoltas centran su tímpano con una representación de la "Maiestas" rodeada de ángeles portadores de los símbolos de los Evangelistas y las figuras sedentes de Ezequiel e Isaías.
La arquivolta exterior, acantos y elementos florales y hojas acogolladas que descansa en columnas mientras parece estar custodiada por sendas figuras de pie sobre los hombros de otro agachado
En la interior, los veinticuatro ancianos
En la arquivolta central, un totum revolutum, con episodios que intercalan Anunciación, Visitación, Matanza de Inocentes, Sansón, y Huida a Egipto con la curiosa escena del Apócrifo de la palmera en la que María calmó su sed.
Todo el conjunto proclamando una visión apocalíptica con el mensaje grabado en la almendra mística de un dios-Juez, barbado, con melena sobre los hombros y descalzo que mantiene en su brazo izquierdo el Libro de la Vida cerrado: VIVIT LEO DE TRIBU DE JUDA RADIX DAVID ALLELUIA.
Capiteles a la izquierda con la Última Cena. Seis Apóstoles. En los siguientes, esfinges de plumoso silense, alados y monstruos bestiarios.
Pila bautismal, dentro de una capillita con arco rebajado.
Un excelente ejemplar románico que merece la pena conocer.