La múltiple subordinación
Aunque también podría estar dentro del apartado “puntuación”, este tema merece atención aparte. Cuando el autor se enreda en oraciones excesivamente largas, en las que incluye coordinadas y subordinadas, en ocasiones acaba por perder la concordancia género número, o incluso mezclar tiempos verbales distintos que chirrían al lector. Por ejemplo, es habitual algo así: “El anciano pasó a su dormitorio, donde cada día entraba a la misma hora y con la misma ropa, y se dirigió a la cabecera de la cama, donde tenía su bastón apoyado en un rincón, éste parecía cansado” (¿El rincón?, ¿el bastón?). Es fácil perderse en la gramática de una oración demasiado larga. Para eso sirven los puntos, para respirar y poner orden.