En torno a 1952 y al poco tiempo de graduarse, el arquitecto venezolano Tomás José Sanabria, recibió el encargo del edificio de viviendas San Carlos, en la capital venezolana. La propuesta fue aceptada por el cliente tal y como se presentó. De este modo, un nuevo lenguaje, afín a los postulados de la arquitectura moderna, irrumpía en el entorno urbano de Las Mercedes introduciendo variables como la tipología plurifamiliar, la ausencia de ornamento, la claridad formal o la ventilación cruzada.
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El edificio San Carlos. Por Tomás José Sanabria. 2007
El Dr. Peña Uslar me llamó para que le proyectara un edificio de apartamentos en un lote de terreno de su propiedad en la Urbanización Las Mercedes en Caracas. Hablé con el Dr. Peña persona muy culta y educada quien demostró a pesar de mi corta edad, gran respeto profesional hacia mi persona. Acto que supe responder con el mayor interés, entusiasmo y dedicación.
En el momento se hacían edificios proyectados fundamentalmente por competentes dibujantes que sabían como manejar estilos de orden en boga en España, Estas edificaciones tenían gran aceptación y estaban ubicados en la vía principal de la Urbanización recién terminada. El propietario deseaba algo diferente, no le conocía sino hasta el momento en que me contactó. Es justo hacer esta acotación por su inmensa sensibilidad humana, que toda mi vida apreciaré.
El terreno en cuestión estaba situado en esquina entre las Ave. Jalisco y la Calle California.(buscar datos de dimensiones). La intersección de las dos calles coincidía con la línea Norte Sur, es decir que las fachadas paralelas a cada calle eran bañadas por el sol prácticamente de igual manera durante todo el año. En cuanto a la ventilación el terreno al noreste seria destinado a una bomba de gasolina, ello no bloquearía el paso del viento predominante que venia del Este.
En resumen, era necesario tener en cuenta estos factores ya que las dimensiones del terreno eran bastante limitantes para la ubicación del edificio. Al expresarle la necesidad de elaborar un programa me expresó sinceramente. que confiaba en mi criterio razón por la cual me había contactado. No tenia ningún tipo de preconcepción por lo que estaba confiado en mi criterio como arquitecto. Situación que agradecí al tiempo que representaba para mi, una inmensa responsabilidad. Como siempre, hice todos los análisis que acostumbro realizar previos a un estudio, de día, de noche, con lluvia etc.…en la manzana todavía no había construcción, esta sería la primera.
En ese tiempo no era necesario protegerse de la forma que hoy vemos por doquier, muros sistemas de rejas alarmas etc.. logré proyectar como siempre suelo hacer, muy sencillo, pensando en el placer que nos ha de dar, el hecho de caminar por una acera, ser libre, ser tomado en cuenta y gozar del ambiente. El acceso se hacía bajando el medio nivel en el que se encuentra el estacionamiento de vehículos. Esto además de brindar un sitio protegido, daba un carácter de mas intimidad.
Hice que los espacios sociales se integrasen con la actividad citadina lo mas posible, inclusive expuse el núcleo de circulación vertical para que fuese parte de la fachada, en lugar de elementos que solo adornan. La satisfacción era máxima cuando el propietario me llamaba con cierta frecuencia para felicitarme, pues le gustaba mucho, el avance de la obra por su diafanidad y sencillez.
Mi intención fue la de aprovechar lo mas que pudiera, la ventilación cruzada, la ventilación natural, por ello propuse las ventanas continuas en todo el perímetro de las fachadas. Esto sin duda le imprime una imagen muy propia al pequeño conjunto. La verdad es que ha sido muy grato ver que en la medida que ha pasa el tiempo, el pequeño edificio ha mantenido bastante bien de su apariencia original. Circunstancia poco común en nuestro medio que lo usual es modificar, a como de lugar.