Este poema como señalara don Miguel Castillo Didier, fue escrito después de la lectura de una descripción de la pintura de Gustave Moreau “Edipo y la Esfinge” (1864). Es decir, el poeta greco-alejandrino nunca vió el cuadro, se lo imaginó conforme se lo relataron.
Edipo
Sobre él la Esfinge se ha dejado caer
con dientes y con garras extendidas
y con toda la fiereza de la vida.
Cayó Edipo a su primera arremetida,
Lo atemorizó su primera aparición -
tal figura y tal modo de hablar
nunca hasta entonces las había imaginado.
Mas a pesar de que el monstruo apoya
sus dos patas en el pecho de Edipo,
éste rápidamente se repuso – y en absoluto
le teme ahora ya, pues tiene
lista la solución y vencerá.
Y sin embargo no se alegra por esta victoria
su mirada llena de melancolía
a la Esfinge no mira, ve mas allá
el estrecho camino que va a Tebas,
y que en Colono ha de terminar.
Y claramente presiente su alma
que la Esfinge allí le hablará de nuevo
con mas difíciles y mayores
enigmas que respuesta no tienen.