Revista Cine

EDIPO, EL HIJO DE LA FORTUNA (EDIPO REY), (EDIPO RE, 1.967) de Pier Paolo Pasolini

Publicado el 31 marzo 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
EDIPO, EL HIJO DE LA FORTUNA (EDIPO REY), (EDIPO RE, 1.967) de Pier Paolo Pasolini
EDIPO, EL HIJO DE LA FORTUNA (EDIPO REY), (EDIPO RE, 1.967) de Pier Paolo Pasolini
EDIPO, EL HIJO DE LA FORTUNA (EDIPO REY), (EDIPO RE, 1.967) de Pier Paolo Pasolini
Edipo Rey es la película más autobiográfica de la filmografía de Pier Paolo Pasolini. Así lo ha manifestado el director en muchas ocasiones. Las primeras escenas y las últimas representan momentos narrativos que transcurren en la época de Pasolini (1.922-1.975), son acciones que se desarrollan durante el siglo XX y por lo tanto vemos calles y coches y ciudadanos vestidos a la usanza de la urbe. Las primeras escenas, se refieren a sus primeros años de vida y constituyen el prólogo del filme. Las últimas escenas, relativas a sus años de mediana edad, constituyen el epílogo. Entre las primeras y las últimas escenas, entre el prólogo y el epílogo, se abre, -sin transición-, una nueva estructura narrativa desde la que se representa la antigua tragedia griega del Rey Edipo; la vieja y conocida tragedia concebida por el gran dramaturgo de la antigua Grecia, Sófocles, escrita en el siglo V a. C., y laureada por el mismísimo Aristóteles en su Poética al considerarla como la más representativa y perfecta de las tragedias, aquella en que el mecanismo catártico final alcanza su mejor clímax. Pero el interés de Pasolini, .y aquí radica la clave de todo-, no pasa por adaptar al cine una antigua obra de teatro. La cinta no es una adaptación ni lo pretende ser. El discurso que aquí vemos se destila sobre los entramados conceptuales del complejo de Edipo. Y por ende, Edipo Rey es una representación cinematográfica de un concepto científico que se utiliza en el mundo del psicoanálisis.  Sigmund Freud, sostiene, en Totem y Tabú (1.913), la universalidad de lo que ha dado en llamar el complejo de Edipo. Desde entonces han corrido ríos y ríos de tinta que han venido en dar carta de validez a éste concepto de la psicología moderna. Un concepto que se ha demostrado hábil para la curación o comprensión de la neurosis en su más variada tipología, y que hoy en día es ampliamente aceptado en los círculos más elitistas del mundo de la psicología. El complejo de Edipo está íntimamente relacionado con la tendencia sexual de un individuo. La solución del complejo y su adecuada superación posibilitará el mantenimiento de relaciones sentimentales, afectivas y sexuales libres de todo sentimiento de culpabilidad. Pier Paolo Pasolini, decidido homosexual, siempre se vio turbado por lo que él consideraba una resolución defectuosa del complejo. Toda esta problemática se refleja en ésta cinta. Y de hecho y tal como el propio director ha manifestado en más de una ocasión,  el niño que aparece en el prólogo representa su trasunto biográfico el padre de ese niño es el padre de Pasolini, un oficial veterano de artillería; el prado que sale en las primeras imágenes es el prado en el que Pasolini paseaba con su madre cuando era niño; algunos complementos de la vestimenta de la madre como el vestido y el sombrero amarillo son reproducciones fieles de los que utilizaba la madre de éste. Lo que el director nos presenta es una experiencia íntima y personal, su propio complejo de Edipo, la vicisitudes a las que ha dio lugar mientras que el conflicto se hallaba plenamente vigente. No obstante y a pesar de los logros intelectuales del filme, la cinta se desenvuelve en el marco de un esquematismo narrativo añejo y descarnado, despojado de elementos periféricos, sin envolturas, con escasos diálogos, y sin silencios significativos. La sucesión de los acontecimientos se producen con grosera brusquedad. Pasolini defenestra la frescura y la espontaneidad de la puesta en escena, nos ofrece una representación vacía, desprovista de fulgurante vida y desprovista de la más penetrante intuición. Edipo Rey es una película cansina cuyo mejor valor reside en recordarnos de qué iba aquella renombrada tragedia de la antiguedad.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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