Revista Cultura y Ocio

Editar, reescribir y disfrutar

Publicado el 10 junio 2016 por Escrilia @escrilia
Editar, reescribir y disfrutar

Hay personas que adoran simplemente escribir. Lo entienden como ese momento en que plasman sus ideas en la página... y ya está, nada más que eso. Los conceptos de revisión, corrección o reescritura son ignorados o percibidos como alguna forma de tortura: tediosos y nada creativos. Pero no existe la escritura de calidad sin reescritura.

Algunas veces las cosas salen bien al primer intento. Una historia corta, un poema, un artículo de opinión. Pocas veces. Pero si queremos crear algo más ambicioso, más largo, más complicado, hay que estar dispuestos a ensuciarse las manos y trabajar. Me refiero al lento y tedioso esfuerzo del pulido por medio de la revisión repetitiva.

Hay una idea romántica de la creación artística -mayormente sostenida por las películas- en la que el escritor crea espontáneamente y a la velocidad de la inspiración. Tomas cortas, ligeras y acompañadas con música donde parece todo muy divertido, para acabar con una obra impecable. Lamentablemente no es el caso en la vida real.

Todo se reduce a las expectativas que nos generamos: Si pensamos que será todo vino y rosas terminaremos decepcionados. Es un proceso largo en el que nadie cortará y eliminará las partes aburridas. Escribir una novela, que parece un trabajo homogéneo y continuo desde fuera, en realidad está formado por un montón de laboriosas secciones hechas a mano y cuidadosamente pegadas entre sí para que parezcan una sola cosa.

Es parte de la artesanía esconder los engranajes tras una elegante y simple esfera de reloj. Una casa no evidencia sus cimientos si estamos parados fuera, contemplando su fachada. Un juego de ordenador no es todo historia, brillantes gráficos y buenos movimientos desde el punto de vista del programador. Hacer ese cambio desde la óptica del consumidor a la del creador puede ser un poco difícil. Y una vez que lo hacemos puede arruinar nuestra habilidad de disfrutar de esas cosas como antes. Hay que estar preparados para sacrificar estos placeres simples si deseamos dominar la técnica creativa. Veremos los hilos de las marionetas.

No se desanime porque haya una gran cantidad de trabajo mecánico en la escritura. Es así, y no se puede evitar. Volví a escribir la primera parte de "Adiós a las armas" al menos cincuenta veces. Hay que reescribir. El primer borrador de algo es una mierda. Ernest Hemingway

El proceso de reescritura es clave para producir un escrito decente. Hemingway no decía que el primer borrador no tenga valor, pero sí que era muy pobre comparado con lo que podría ser la versión definitiva que somos capaces de producir trabajando el texto.
La emoción de traspasar las ideas al papel es realmente vigorizante, pero si perdemos el entusiasmo antes de acabar la tarea y pasamos a otro proyecto sin terminar el anterior, minimizando las críticas con un "no entienden mi arte al natural", "yo soy así, espontáneo", lo que en realidad hacemos es evadir la realidad: escribir una buena historia significa trabajar duro.

A veces se va a volver un trabajo aburrido y tedioso, y usted pensará ¿por qué estoy haciendo esto? Pero eso suena como un corredor de maratón quejándose porque se siente cansado. Se supone que se debe sentir así, y seguir de todos modos. Siga adelante. Una vez que traspasa ese umbral de cansancio, el aumento de la energía y la seguridad de llegar a la meta valen la pena.

Una vez que se acostumbre, la lucha de la edición se convertirá en el placer de ver cómo mejora su trabajo -ni siquiera tendrá que pedir segundas opiniones, será claro para usted que las cosas están funcionando mejor-, el resultado final será comenzar a disfrutar de la reescritura. Plasmar ideas y conceptos es veloz y pasional. La artesanía de la construcción de frases, palabra por palabra, es un placer tranquilo.

Editar es un proceso incluso más importante que escribir el primer borrador. La historia puede haber nacido en ese primer escrito pero, como los bebés, será frágil e inmadura. Editar y reescribir pulirá y hará crecer a nuestra incipiente novela. La verdadera inteligencia de la historia se consigue en esta fase.

Muy resumidos, éstos son los pasos para editar nuestro primer borrador:

Dejar respirar a la historia
Liberar la mente haciendo otra cosa por un tiempo, hasta tener un recuerdo vago de las palabras que utilizó. Esto hará que lea el escrito con ojos frescos, sin seguir necesariamente enamorado de alguna de las partes malas, ni reacio a cierta las partes que en realidad funcionan bien. ¿Cuánto tiempo es necesario? Ni idea, varía con cada persona.

Hay algo que está mal
Es un mantra que deberá repetir una y otra vez mientras relee la historia. Entender que ese borrador podía tener -y tiene- errores es lo que nos hace encontrarlos con más facilidad. Toda historia recién escrita tiene diferentes problemas, que pueden ser: Motivación confusa de los personajes. Personajes planos. Lenguaje poco claro. Huecos en el argumento. Partes aburridas o sin sentido. Conflicto que no se intensifica o que es fácil de resolver. Pocas subtramas. Muchas subtramas. Temas no resueltos o contraproducentes...

Nada importa mucho
Es cierto que invertimos mucho tiempo y esfuerzo escribiendo este borrador, pero, si algo está mal no nos debe temblar el pulso: hay que arreglarlo. La buena noticia es que ningún problema que tenga una novela es demasiado serio y todo se puede arreglar con una edición despiadada.

Copia de seguridad
Es simple, cada vez que vayamos a editar hay que hacer una copia de seguridad. Cada vez. Y hay que hacerlas en distintos sitios, redundantes, ubicuas. En un disco externo, en la nube, en una tarjeta de memoria. Cada día de trabajo de edición debe generar tres o cuatro copias de seguridad y luego debemos duplicar estos archivos en distintos lugares. Nunca se es demasiado cauto con esto.

Revisión de tema, premisa y estructura
Lo básico que hizo que escribamos esta historia ¿sigue allí? Hay que dar unos pasos atrás, ganar perspectiva para ver todo el trabajo y controlar que las líneas argumentales sigan completas, que se entienda cada paso y llegue al final pretendido.

Cohesión, coherencia y causalidad
Toda la historia debe entenderse como una, sin saltos de estilo o voz. Además tiene que seguir una línea establecida por nosotros mismos, porque la anarquía es enemiga de la comprensión. Esto no significa que sea predecible. Puede ser todo lo loca que quiera, pero siempre loca y no pasarse de repente a la seriedad sin motivo. Finalmente, todo debe pasar por causas factibles de encontrar en la propia obra. Quizás causas pasadas por alto o difíciles de tomar en cuenta al principio, pero deben estar allí. No queremos caer en el " deux ex machina " que tanto decepciona a los lectores. Si faltan causas es el momento de poner cada una.

Re-edición
Los movimientos a nivel trama y líneas argumentales provocaron desajustes varios y es preciso reparar el daño.

Revisión de lengua
Se corrigen errores de lenguaje, gramática, ortografía y sintaxis.

Lectores de prueba
Dos o tres lectores que evalúen la obra desde el punto de vista del lector. La regla básica es corregir cualquier cosa del leguaje que observen, pero tocar trama, argumento y escenas sólo cuando hay más de uno que indique lo mismo.

Aquí se cumple una etapa que puede repetirse desde el comienzo tantas veces como sea necesario. Luego seguimos:

Corrector profesional
Cuando estamos cerca de la versión final es conveniente dar la obra a un corrector profesional. Su lupa se posará más en la selección de palabras, gramática y estructura de la oración. También puede haber comentarios acerca de la propia narración, pero estos serán referencias desde la experiencia de lectura, hechas por alguien que es crítico experto en el uso de las palabras. La primera vez que se corrige con un profesional, duele. Crees que eres un escritor y luego alguien observa o cambia prácticamente cada frase. Sin embargo, la revisión profesional de su libro lo hace mejorar, y el lector se lo agradecerá.

Retoques finales
Llega el momento en que prácticamente no ve ningún error en su narración, entonces debe mirar más de cerca. Aquí también pueden aparecer los lectores beta que aprecien la diferencia entre la primera versión leída y la actual, pero hay que ser prudentes con cambios drásticos. Todo se reduce a pequeños retoques que dejen el conjunto brillante.

Usted ¿revisa, reescribe, edita? ¿Cuál es su método de corrección?


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