Osama Bin Laden. Imagen: www.elpais.com
Todo había terminado. Osama Bin Laden había muerto. Estados Unidos ponía así fin a su peor pesadilla gracias a una operación elaborada durante muchos años, estudiada al milímetro en estos últimos meses por las fuerzas especiales de élite estadounidenses Navy Seals que acabaron con la vida del líder de Al Qaeda. Pero la pregunta ahora es clara: ¿Muerto el perro se acabó la rabia?
Analizando con detenimiento esta pregunta se nos plantean otras dos cuestiones claramente diferenciadas: ¿Realmente Osama ha sido asesinado? Las imágenes difundidas a lo largo y ancho de la red dan pie y estimulan a los escépticos a creer o pensar que el cadáver del máximo responsable del atentado del 11-S del año 2001, no es el que aparece en las instantáneas. Fotografías difusas aderezadas por vídeos poco serios que quitan credibilidad a los máximos mandatarios estadounidenses.
La historia de su asesinato y su posterior abandono en alta mar resulta también sospechosa. John Brennan, director del equipo contra el terrorismo de los Estados Unidos, aclaró además que el líder de Al Qaeda había sido enterrado en el mar de acuerdo con el ritual islámico que requiere que el cuerpo se entierre en las 24 horas posteriores a su fallecimiento de acuerdo con la práctica musulmana. Según fuentes oficiales, la decisión se tomó porque resultaba complicado encontrar un país dispuesto a sepultar al terrorista más buscado del mundo.
Dando por bueno el asesinato del terrorista islámico, aunque aún con muchas dudas, se plantea la segunda de las cuestiones: ¿Se acabó la rabia? Parece que el anuncio victorioso del presidente de los Estados Unidos, sea por lo que fuere, no incluía en el mensaje los efectos secundarios de la acción de acabar con Bin Laden. Sin embargo el pueblo pakistaní lo está empezando a sufrir en sus carnes.
El pasado viernes 13 de mayo 88 personas, la mayoría reclutas de las fuerzas de seguridad de Pakistán, murieron en un doble ataque suicida perpetrado en el norte del país por los talibanes en "venganza" por la muerte de Osama Bin Laden. 79 reclutas y 9 civiles perdieron la vida frente a una academia de la guardia de fronteras.
Poco le importaba al pueblo americano en general y a Barack Obama en particular la muerte de gente inocente. Lo que importaba era hacer participe al universo de que Estados Unidos, la gran potencia del mundo mundial, había conseguido asesinar a Osama, lo demás no tiene relevancia alguna.