
Después de la breve XI legislatura parece que los partidos han arrinconado la hipótesis de una nueva repetición de elecciones. Una repetición electoral estaba en las quinielas de todos los partidos en enero, principalmente del PP y Podemos que esperaban sacar réditos de la polarización en nuevos comicios. Al final solo uno de ellos disfrutó del éxito de tal hipótesis. Pero en este caso en la mente de todos está alejar el fantasma de la repetición electoral. Sería un desastre político nacional e internacional. Pero ello no impide que este desastre sea una baza negociadora. En este caso aparecer como el responsable de unos terceros comicios podrían suponer la muerte de un partido político. Con todo, parece que los partidos han desempolvado sus maquinarias y hasta Podemos ha dejado la cantinela de negociaciones en Streaming para, de forma más secreta de lo que había defendido a principios de año, lanzarse a negociar. Esta semana ha tenido lugar la configuración de las Cortes y, con ella, de sus órganos rectores. De los cuales el de mayor trascendencia, por tratarse de la tercera magistratura del Estado, es la Presidencia del Congreso de los Diputados. Aunque hasta ahora se trataba de un cargo simbólico, el final del bipartidismo como lo conocíamos ha devuelto al Parlamento el protagonismo, por eso el partido que controle sus tiempos se anota un importante tanto. No solo eso, a nadie se le escapa el hecho de que las negociaciones sobre la presidencia de la cámara van íntimamente ligadas a la investidura de un PM, así que los partidos jugaron sus cartas en este sentido.


