Ilustración de Carcayú. Idea de Doc Pastor.
Cuando se habla de los problemas que hay en educación, fruto de innumerables cambios hechos en cada gobierno, suele pensarse en los niños y los más jóvenes. Muchas veces se deja de lado, más inconsciéntemente que otra cosa, a los estudios superiores, a los universatarios, a personas que son “el futuro de España” y que en ocasiones parece que se les enseña a ser borregos más que librepensadores.
Uno de los pilares que más importancia tienen es la libertad de cátedra. Ese punto por el que los docentes de las facultades pueden decidir qué enseñar y lo que deben dejar a un lado, pero que también hace que se mezcle la opinión personal y las inclinaciones políticas de cada uno en lugar de intentar potenciar las del alumnado. De esta forma tenemos a personajes para los que en este país “nunca hubo una dictadura, fue una democracia tutelada” y que se ha podido escuchar de boca de una profesora de historia en Valladolid (sus alumnos conocerán su nombre y antecedentes). Esta mujer ha llegado a tener auténticas peleas con sus oyentes, amonestaciones y quejas en el decanato por algo que, es así, roza más el adoctrinamiento que la búsqueda del conocimiento. Y por supuesto sigue dando clase y sin cambiar su método.
También existe el caso de aquel maestro que creyó necesario grabar a los jóvenes que se examinaban y tapar las ventanas durante la prueba, haciendo que nadie de fuera pudiera saber realmente lo que sucedía dentro del aula. Algo que, desde cualquier punto de vista, no es que roce la ilegalidad es que directamente lo es y que, o de otra forma no se habría hecho, está protegido por las universidades. De otro modo no se explica que a lo largo y ancho de toda España se sucedan los casos de profesores que abusan de su cargo, que incumplen repetidas veces con su trabajo y que a pesar de todo siguen con su actividad sin que parezca pesar sobre ellos castigo alguno.
No hay que dejar de lado tampoco a aquellos que dan por hecho que el alumnado desconoce cosas que no le han enseñado, ya que los planes de un profesor difieren mucho respecto de los de otros y no parece que se hayan coordinado, dejando de lado al que debería ser la parte principal del entramado universitario. Pero total, si llevan años haciendo esto ¿para qué cambiarlo? El que un estudiante no sepa algo no debería ser motivo de riña o castigo, si no una oportunidad de ampliar sus conocimientos, pero por contra si debería serlo hacia el maestro anterior que dejó de lado impartir una parte de la materia que, en vista de estos hecho, resulta que sí era esencial. De nuevo la libertad de cátedra causa más daños que beneficio.
Imposible olvidar a todos aquellos que hacen diferenciaciones entre unos y otros estudiantes. No de forma lógica como puede ser el que uno moleste en clase o que otro se aplique más, ya que esto es hasta cierto punto entendible y a fin de cuentas todos somos humanos. Pero siempre existen esos casos en que, sin ningún motivo aparente, a unos se les permite hacer lo que a otros no. Esas respuesta de “no puedo hacer diferencias, todos sois iguales para mí” y que en menos de una semana queda patente que solo es otra más de las mentiras que, día tras día, deben soportar los alumnos de nuestras universidades. Y a pesar de las quejas que existen se sigue permitiendo que sea así.
Quizá esto explique los planes de estudios obsoletos, sin consensuar y con materias que rozan el paleolítico. Enseñanzas totalmente alejadas del mundo real, de una situación en que cualquiera puede comprobar si es cierto o no lo que se ha dicho a golpe de móvil, con un netbook (el que cada vez más usan para tomar notas) aprovechando la red inalámbrica de cualquier cafetería o, esto sucede aunque algunos no se lo crean, preguntando y consultando un libro.Igual el problema de todo es que realmente se ha conseguido tener a la generación mejor preparada de todas, esa que realmente está empezando a pensar por sí misma. A ver que todo lo prometido no es cierto, que hay políticos que no escuchan al pueblo y medio que descaradamente dicen algo que no es la verdad. Personas que están empezando a cuestionar el día a día, a salir a protestar por haberse dado cuenta de que algo falla. Y quizá, es que esto ha dado miedo a los que quieren unos borregos.
Ahora las ovejas se han vuelto lobos.