Edna O’Brien en sus obras se rebela contra la opresión y dependencia masculina de las mujeres de su tiempo. La represión en los años cincuenta y sesenta era fortísima en las zonas rurales, razón por la cual Edna, dotada de una gran inteligencia, abandonará su localidad natal para ir a estudiar a Dublín, donde la libertad era mayor. Esta y otras experiencias son ficcionalizadas en “The Country girls” (1960), novela que no sería traducida en España hasta el año 2013. Junto con las dos siguientes, -“Girl with Green Eyes” (1962), primero publicada como “The Lonely Girl” traducida al castellano en 2014 con el título de “La chica de ojos verdes”; y “Girls in Their Married Bliss” (1964) traducida al castellano en 2014 como “Chicas felizmente casadas”- forman la trilogía denominada “La trilogía de Kate y Baba” que le dio fama mundial. Inició así Edna O’Brien una carrera como escritora de novelas, teatro y también de guiones de cine para la adaptación de algunas de sus obras: Retorno al pasado (I Was Happy Here, 1966), Tres no caben en dos (1969), Salvaje y peligrosa (1972) protagonizada esta última por por Elizabeth Taylor, Michael Caine, y Susannah York.
Ver las tan tardías fechas de traducción al castellano y su publicación en España no deja de ser sorprendente en escritora de calidad contrastada muy valorada por autores tan importantes como Philip Roth, Alice Munro, John Banville o Samuel Beckett. El olvido y nuestra pertinaz dejadez deben de haber sido los responsables de esta demora porque si bien es cierto que el franquismo impidió la publicación de las novelas en los años 60 dadas las fuertes críticas hacia la Iglesia católica y la enérgica denuncia que la novelista hace del ostracismo en que sociedades como la irlandesa y la española tenían a la mujer, la pregunta es por qué desde 1975, año en que Francisco Franco murió nadie hasta 2013 se interesó por estas novelas parangonables hoy a las de Elena Ferrante, J. R. Moehringer e incluso los relatos cortos de Raymond Carver.
“Las chicas de campo” La historia presenta la vida de unas chicas campesinas deseosas de salir del ambiente oscuro y represivo que viven en su pequeña localidad, muy mediatizadas por la vigilancia de los adultos y por los estrictos postulados de la iglesia católica.
Estamos ante una historia de iniciación, de entrada en la vida adulta de dos chicas, Caithleen y Baba, que se organiza en tres partes: La escuela (niñez), el convento de monjas (adolescencia) y Dublín (ingreso en la edad adulta).
Caithleen,trasunto de la autora cuya biografía inspira el relato, pierde pronto a su madre a la que adoraba quedando bajo la autoridad del padre, un alcohólico irrecuperable. Por este motivo, la madre antes de morir dispuso que Caithleen fuese acogida por la familia de Baba, su amiga desde la escuela. Los Brennan, padres de Baba, la reciben como a una hija más. Gracias a su gran inteligencia la maestra del pueblo, la señorita Moriarty, solicita una beca para que la niña pueda ir a estudiar el bachillerato a un colegio de monjas. Baba, que es menos aplicada y estudiosa que ella pero cuyos padres tienen dinero suficiente, también irá allá estudiar. La vida en el convento de monjas es terrible: oración, castigos, interminables horas de estudio… La atrevida Baba, tras varios años de estancia allí, dispondrá que ya es hora de acabar con la tortura, Así que ambas harán lo posible por ser expulsadas, algo que consiguen rápidamente. A partir de ese momento sin haber finalizado los estudios y habiendo perdido la beca, las dos amigas que no quieren retornar a su vida de chicas de campo irán a Dublín donde Caithleen trabajará en el ultramarinos de los Burns para poder pagarse el alojamiento y sus estudios. Tienen ya 18 años y comienzan a flirtear con chicos y hombres a los que Baba, muy osada, conoce y saca todo lo que puede aunque ello conlleve ciertas concesiones físicas. Caithleen desde el pueblo está enamorada del Sr. Gentleman hombre mucho mayor que ella, casado y con varios hijos. En Dublín, Gentleman la visita y tienen pequeños pero ilusionantes escarceos amorosos a la espera de una semana de vacaciones en un hotel. Caithleen aprende que no hay que fiarse de la gente pues a veces prometen lo que no pueden dar.
Estamos ante una novela que se deleita en el costumbrismo. Lo vemos en los personajes:
- Bridget Brennan (Baba) y Caithleen Brady, las dos amigas que protagonizan el relato;
- Los señores Brennan, padres de Baba;
- Molly, una criada de los Brennan de dieciséis años procedente de una pequeña granja perdida en medio del campo;
- La maestra, la señorita Moriarty;
- Hickey, el mozo que ayudaba en todo a la madre de Caithleen, dado el abandono en que la tenía su marido, un alcohólico y un bala perdida que lleva la casa a la ruina;
- Jack Holland, que lleva el comercio del pueblo;
- El rico señor Gentleman;
- Las estrictas monjas del convento al que van a estudiar finalizada la escuela;
- Los típicos adinerados hombres dublineses que pretenden aprovecharse de la supuesta inocencia de las dos amigas…
El campo:
"Al pasar por el maizal más alejado me detuve un momento a contemplarlo. Las espigas estaban altas, maduras, doradas, y las urracas picoteaban los granos que había tirado el viento. Era como si aquel campo irradiara su propia luz. El sol lo iluminaba y las espigas tremolaban con la ligera y áurea brisa. Me senté en la cuneta un rato." (página 60)
La ciudad:Del choque campo-ciudad se evidencia el gran amor que Edna O’Brien tiene por el estilo de vida en que creció cuando niña, pero también la certeza de que inevitablemente sus heroínas deben abandonarlo si quieren salir adelante en un mundo que evoluciona a pasos agigantados. Pero tal cosa no es óbice para que la escritora vierta el amor al campo en que se crió en las bellas palabras que utiliza para describirlo :
"Tenía la certeza de que aquél era el lugar donde quería estar. Desde aquel momento, anhelaría eternamente el barullo, las luces y el ruido. Había escapado por fin de los sonidos tristes: el de la lluvia solitaria golpeando el tejadillo de chapa del gallinero, el de los gemidos de una vaca parturienta bajo un árbol en mitad de la noche." (página 163)
"Volvimos a casa antes de que anocheciera. Las remotas colinas se antojaban azuladas, y los árboles de los apriscos parecían lilos polvorientos. Los granjeros amontonaban heno en los campos que había junto a la carretera, y unos niños comían manzanas en lo alto de los almiares y tiraban los corazones a la cuneta. Por las ventanillas se coló el aroma del heno, especiado y penetrante." (página 70)Esta, diríamos, ‘alabanza de aldea’ es una constante en el relato. Es uno de los temas de la novela: el choque campo – ciudad en un momento, los años 50, en que la pobreza rural forzó a una migración numerosa a los núcleros urbanos. Al tiempo que las chicas de campo añoran su vida en el pueblo también valoran la libertad de espíritu que les supone alejarse del férreo control que la Iglesia ejercía sobre ellas. En este sentido la segunda parte –la vida de estudio en el convento de las monjas- es muy reveladora. Y, por último, llegar a Dublín y vivir independientes en una casa de huéspedes donde ya no son controladas por ninguna autoridad paterna, les confiere la libertad absoluta que a partir de este momento deberán de saber administrar correctamente, algo que no es tan sencillo como ellas se pensaban.
Sin lugar a dudas el asunto principal de esta narración es el de la amistad entre estas dos chicas, Baba y Caithleen. Su profunda e intensa relación me ha recordado muchísimo a la de las dos niñas, amigas inseparables, Lenu y Lila de la tetralogía de Elena Ferrante titulada “Dos mujeres” y cuya primera entrega, "La amiga estupenda" comenté en este blog hace ya algún tiempo [leer reseña aquí]. He de confesar aquí que mientras aún no he decidido atacar el resto de libros de la Ferrante (no sé con certeza por qué; quizás porque el volumen leído contiene en mi opinión muchas de las claves que intuyo me encontraré en las siguientes entregas, aunque pueda equivocarme, naturalmente), con la escritora irlandesa no me ha sucedido lo mismo. Actualmente ya llevo mediada la segunda entrega de la trilogía. Y es que en Edna O'Brien he encontrado una mayor belleza, referencias a libros, películas y música que me han gustado y emocionado, y además unos textos hermosísimos dentro de su aparatosa sencillez.
Algunos fragmentos de la novela
⇨"Aquel día se había celebrado un mercadillo de pavos, y en las puertas de los comercios había montones de caballos y carretillas. Los jamelgos relinchaban y agitaban la cabeza para entrar en calor, y casi se podía apreciar la transformación de su aliento en remolinos de escarcha. Los escaparates estaban engalanados por Navidad con acebo, botitas para la chimenea y tiras de oropel. No alcanzaba a iluminarlo del todo con la linterna, pero en el interior de las tiendas había vecinas del pueblo comprando botas, camisetas interiores y percal. Me asomé al negocio de la pañería de los O’Brien y vi a la señora O'Brien, bajo la luz de la lámpara, midiendo tela para cortinas. Un aldeano se probaba un par de botas sentado en una silla, y su mujer palpaba para ver si le llegaba el dedo gordo a la puntera."
⇨ "Entonces Baba me dijo que quería hablar conmigo un momento y salimos al descansillo enmoquetado que conducía a los baños para huéspedes.
—¿Me puedes hacer un favor? —preguntó. Me miraba con franqueza a los ojos. Yo era mucho más alta que ella.
—Sí —contesté; y, aunque ya no le tenía miedo, experimenté aquella pesarosa sensación que siempre me asalta cuando alguien está a punto de decirme algo poco agradable.
—¿Puedes dejar de preguntarle a todo quisque si ha leído los Dublineses de James Joyce? ¡A ellos eso les da lo mismo! Han venido para pasarlo bien.
Tú come y bebe todo lo que puedas y que James Joyce se vaya a freír espárragos.
—Joyce está muerto.
—Será posible… Vale, pues mejor todavía, así no tienes que preocuparte más por él.
—Si no me preocupo. Me gusta, y ya está.
—¡Caithleen, por favor, entra en razón!
—No soporto al pelma de Harry. Como me ponga la mano encima, me pongo a chillar.
—No te hará nada, Caithleen. Estaremos juntos todo el tiempo. Piensa en la cena, anda: pediremos cordero con salsa de menta. ¡Salsa de menta, Caithleen, con lo que te gusta!"
⇨ “Para que la vida fuese bella tan sólo había que conocer a las personas adecuadas”
⇨ “Estaba subiendo la marea, y supe que borraría las huellas de las ruedas y que ya nunca más podría volver atrás para buscarlas”
⇨ “Después, cuando me besó, mi cuerpo se transformó en lluvia”Bueno, os dejo porque mientras escribo esto Baba y Caithleen me llaman desde las páginas de “La chica de ojos verdes”.