La educación es uno de los campos de batalla fundamentales para lograr una sociedad avanzada, competitiva y que no esté minada de origen por diversos factores. En pocos países se ve la influencia de la educación en el desarrollo de una sociedad como en Estados Unidos y España, debido al contraste entre uno y otro.
La educación en Estados Unidos logra una sociedad con un alto nivel de preparación y cualificación, mientras que en España abundan las generaciones en las que el fracaso profesional es evidente. Mucho título universitario, sí, pero sin contenidos reales. Y esto es más evidente en el caso de las escuelas y universidades públicas, de donde salen, literalmente, miles de estudiantes sin una adecuada preparación intelectual, con graves carencias y sin saber pensar.
El fracaso escolar, tanto en Estados Unidos como en España, ha llevado a probar múltiples estrategias educativas. Una de las que más éxito ha demostrado es la que educa en las aulas separando a chicos y chicas. Se ha demostrado durante años y durante varias generaciones que la presencia de otro sexo en la escuela es un importante factor de dispersión porque el alumno está más pendiente de parecer bien a sus compañeros/as, de mirar a las chicas guapas y flirtear que de estudiar y centrarse en su propia personalidad sin miedos ni complejos, de modo que pueda desarrollarse de una forma integral.
No es extraño que en países como Estados Unidos o Reino Unido, que brillan por su competitividad y sociedades avanzadas a todos los niveles, se hayan expandido las ofertas educativas con diferenciación de sexo porque garantizan un mayor nivel de éxito de sus alumnos. En España persiste esa idea, heredada de regímenes socialistas y mantenida por gobiernos acomodaticios y poco inteligentes, de que las aulas mixtas son lo mejor. Así les va, por supuesto, con un nivel de fracaso escolar que roza las nubes y estándares de educación que dan risa por no llorar.
Las escuelas mixtas son un vestigio del pasado reciente, impulsadas para favorecer la integración (integrar se integran bien chicos y chicas desde siempre, para este viaje no hacían falta estas alforjas) y la igualdad, pero el fracaso es evidente. Ahora, en el siglo XXI, con bastante experiencia detrás, las escuelas de más éxito tienen un sistema de educación diferenciado por sexos. Lógico. El género es el factor de entorno más potente en una clase, el auténtico factor estructurador y socializador es el sexo. Y es que, por más que se empeñen algunos sectores, la ideología no puede con la biología, y en una clase con niños y niñas, o diferentes creencias religiosas y de extracto social, como está demostrado ampliamente, el factor más fuerte que diferencia a unos y a otros es el sexo. Es lo que estructura realmente la clase. De ahí que hacer una clase mixta condiciona al alumno y dificulta una serie de actividades y aprendizajes. Esto vale igual para niños y niñas. Por eso las escuelas que educan únicamente a chicos o a chicas, alcanzan mejores niveles educativos, estándares más altos, personalidades más sólidas y mayores habilidades.
Las ventajas de la educación diferenciada son tantas que por eso cada vez más escuelas y familias apuestan por ellas. Son las que educan realmente, mientras que las mixtas deseducan más que educan.
Las diferencias de sexos, que las hay y muchas, provocan que en las escuelas mixtas se formen dos bandos: uno masculino y otro femenino, lo cual genera dificultades a los chicos y chicas para expresarse con naturalidad y aprender mediante el método de ensayo-error sin miedo a las burlas o para hacer cosas que todavía no saben hacer sin temor a lo que dirán los alumnos del otro sexo.
La escuela diferenciada crea un entorno que facilita el aprendizaje mucho más al desaparecer las presiones de género.
En conclusión, los estudios que se han realizado en todo el mundo han demostrado que la educación diferenciada está por encima de la educación mixta en muchos aspectos, lo que la hace más recomendable, con ventajas académicas y sociales evidentes. Favorece un mejor rendimiento académico y un desarrollo personal más equilibrado y tranquilo. De hecho, todos los estudios realizados ponen de relieve que los estudiantes educados en escuelas diferenciadas son más líderes y autónomos.
El éxito de esta educación diferenciada es la razón de que en Estados Unidos se esté impulsando decisivamente también en las escuelas públicas. Actualmente, es legal en todos los estados, está regulada federalmente y hay más de 500 escuelas que ofrecen este tipo de educación, tanto en zonas rurales, como urbanas y suburbanas.