Si buscamos Calidad
Educativa, estaremos de acuerdo que se debe orientar a la construcción del
bienestar personal y social, en el marco de una buena convivencia. A partir de
esto ¿Qué significa Educación emocional para el bienestar?
Queremos proponer que la educación se oriente hacia la
construcción del bienestar personal y social. Para ello hace falta en primer
lugar replantearse cuál es la finalidad de la educación. ¿Solamente adquirir
conocimientos?, ¿formar buenos profesionales?, ¿educar ciudadanos para la
convivencia? Todo esto es necesario y constituye elementos esenciales de la
finalidad de la
educación. Pero todo ello se justifica solamente en la medida
que puede servir al bienestar personal y social.
Todas las personas buscan el bienestar, sean conscientes o
no de ello. Si eso es lo que todos buscamos, conviene saber de qué estamos
hablando. En un reciente trabajo sobre Cuestiones sobre bienestar se plantean
los principales tipos de bienestar: material, físico, social, profesional y
emocional.
En gran medida, cuando se habla de bienestar en los medios
de comunicación se refiere al bienestar material, que consiste en el desarrollo
económico y tecnológico. Esto es muy importante. Pero no es suficiente para
lograr ser felices.
El bienestar físico es la salud. La salud no es
solamente ausencia de enfermedad, sino la presencia de bienestar físico,
psíquico y social. El bienestar físico es muy importante. Pero hay personas que
gozan de buena salud pero esto no asegura la felicidad.
El bienestar social es un concepto complejo y amplio que
abarca desde la política y la comunidad a las relaciones interpersonales. El
bienestar social es muy importante en la vida de las personas. Pero tampoco es
suficiente para la
felicidad. Se requiere algo más.
Un aspecto que a veces se olvida es la importancia del
bienestar profesional, ya que en el ejercicio de la profesión es donde pasamos
la mayor parte de nuestra vida. Hay que reorientar las organizaciones para que
consideren el bienestar de sus empleados como una de las finalidades de la
misma, más allá de los ingresos económicos. Se ha observado que en el bienestar
profesional influyen más los aspectos afectivos que los materiales. De cara a
mejorar el bienestar de los empleados hay un conjunto de propuestas, basadas en
las aportaciones de las ciencias, que deberían ser conocidas por los directores
de empresa, jefes, ejecutivos, expertos en recursos humanos, política económica
y por la sociedad en general. De este conocimiento debería derivarse la puesta
en práctica de las estrategias oportunas para favorecer el mayor bienestar en
las organizaciones.
En resumen, hay muchas formas de entender el bienestar. El
análisis del bienestar y sus diversos tipos permite tomar conciencia de la
complejidad del fenómeno. Lo cual debe servir para contribuir de forma
fundamentada a la construcción del bienestar personal y social, que en gran
medida coincide con el bienestar emocional. Queremos defender y apoyar que
enseñar en las escuelas las características del bienestar emocional y como
construirlo, en base a las aportaciones de las investigaciones científicas,
debería formar parte del currículum educativo.
La educación
emocional como tema transversal
Una forma de entender la educación emocional es como el
desarrollo de competencias transversales o genéricas. Es decir, aquellas
competencias que se aplican en múltiples situaciones de la vida, tales como el
respeto, la tolerancia, habilidades sociales, autonomía, autoestima, etc.
Otra forma de entenderla es considerándola como un tema
transversal que debería estar presente a través de todas las materias y a lo
largo de todos los cursos. Este es el sentido pedagógico de la transversalidad,
cuya expresión en inglés es cross- curricular.
Recordemos que el Ministerio de Educación y Ciencia en 1992
propuso una serie de temas transversales para ser impartidos a través de todas
las materias y a lo largo de todos los cursos. Entre los temas transversales
están: educación para la salud, educación sexual, educación moral, educación
para la paz, educación ambiental, educación vial, educación del consumidor,
educación para la igualdad de oportunidades entre los sexos.
La puesta en práctica de una transversalidad efectiva no es
fácil. Las investigaciones han demostrado que los temas transversales que se
propusieron en 1992 por parte del MEC, han sido de lo que menos se ha llevado a
la práctica de todas las innovaciones educativas de los noventa.
La siguiente historieta ilustra la realidad. Cuentan
que había cuatro personajes cuyos nombres eran: “Todo el Mundo”, “Alguien”,
“Cualquiera” y “Nadie”. Había que hacer un trabajo importante y se pidió a
“Todo el Mundo” que lo hiciera. “Todo el Mundo” estaba seguro de que lo haría
“Alguien”, por eso no lo hizo. “Alguien” pensó que lo haría “Cualquiera”, por
eso, tampoco lo hizo. Pero “Nadie” se dio cuenta de que “Todo el Mundo” no lo
haría. Por esto pidió que en lugar de encargarlo a “Todo el Mundo” se encargara
a “Alguien”.
Por esto, conviene tener presente que no podemos
desentendernos de la educación emocional pensando que ya está presente como
tema transversal. Es necesario asegurar su presencia en algún espacio concreto.
Una fase previa a la transversalidad es la integración
curricular en algunas áreas académicas. La educación emocional tiene en la
tutoría un espacio idóneo, habida cuenta que tanto la educación emocional como
la tutoría se proponen el desarrollo integral de la persona.
Otras áreas en las cuales hay espacios particularmente
apropiados para la educación emocional son educación para la ciudadanía y
ética. Pero en el fondo, la integración curricular de la educación emocional
puede hacerse en todas las materias progresivamente. Por ejemplo, en lenguaje
para conocer el nombre las emociones y la riqueza del vocabulario emocional; en
ciencias sociales para comprender la importancia de las emociones en la toma de
decisiones a lo largo de la historia; en ciencias naturales para conocer las
respuestas neurofisiológicas de las emociones; en filosofía para comprender las
relaciones entre la implicación emocional y los valores; en expresión artística
para gozar de las emociones estéticas; en matemáticas para emocionarse con la
genialidad del razonamiento de los matemáticos; en educación física para
regular las emociones de forma apropiada, como por ejemplo la frustración al no
ganar un partido, etc. Estas son solamente algunas de las múltiples sugerencias
y propuestas que se pueden plantear para proceder a la integración curricular y
posteriormente hacer posible la transversalidad.
Las implicaciones que se derivan para la práctica son: la
toma de conciencia de la importancia y necesidad de educar para el bienestar;
esto se puede hacer a través de estrategias diversas: transversalidad,
integración curricular o una materia propia. Tal vez en el momento actual no
sería bien visto una asignatura sobre ciencias del bienestar; esperemos que en
un futuro tal vez sí lo pueda ser. Por eso, de momento, la estrategia a seguir
sería a través de la integración curricular en diversas materias,
principalmente tutoría en primer lugar, y después en otras materias, con el
objetivo puesto en el horizonte de la transversalidad.
Extraído de
Consideraciones sobre educación emocional, transversalidad y
bienestar
Rafael Bisquerra Alzina