Silvia Grinberg parte de la idea de que las ahora devenidas viejas formas del disciplinamiento han dado lugar a la constitución de las sociedades de gerenciamiento, donde la crisis, más que un momento que va a pasar, se ha vuelto lo único estable. Los sujetos somos llamados a hacernos, inventarnos y reinvertarnos, a comprometernos y volvernos responsables, en un mundo en el que la única regla es que ya no hay reglas.
El lema de la formación es la orientación del aprendizaje donde el docente deviene coach, lema que se ha instalado sobre la base de un profundo descrédito hacia la transmisión y enseñanza de conceptos. El aprendizaje se ha vuelto una cuestión de actitud y autoestima, en paralelo con los relatos de la autoayuda.El nuevo mandato involucra un esquizofrénico llamado a cambiar permanentemente, a mantenerse activo, hiperactivo. Así, retomando una imagen benjaminiana: la acción revolucionaria, el relato de la formación de nuestros tiempos, más que referir a la idea de un tren que se escapa y que debemos correr para alcanzar ya no sabemos qué, quizá consista en poner el freno de emergencia, sentarnos a pensar, volvernos hacia nuestra finitud y devolverle a las aulas algo de nuestra humana fragilidad.