Todos los padres nos cuestionamos sobre qué legado les hemos de dejar a nuestros hijos. Para mí el legado ideal es que se compone de los siguientes tres elementos, en orden de importancia:
Mi experiencia me dice que quienes han recibido un legado con esos tres componentes, suelen tener una vida profesional y social exitosa.
Obviamente, como cualquier regla, no se cumple siempre, pero las excepciones, en este caso, confirman la regla.
EducaciónSin educación, en un sentido amplio, orientada a la apertura mental, a "entender el mundo", a saber moverse en el escenario social y empresarial, es muy difícil tener éxito.
Obviamente, cuando hablamos de educación, estamos hablando de conocimientos y de estatus. Estudiar en determinadas universidades (en especial si son norteamericanas) o hacer determinados master, son casi una garantía de empleos interesantes y de subir a la lanzadera del éxito. Y a nadie se le oculta que hablar más de un idioma, y sobre todo el universal inglés, son, no ya una garantía, sino un requisito indispensable si se quiere triunfar.
Dicho esto, también estamos viendo que no solo los estudios universitarios conducen al éxito, sino que la formación técnica profesional es cada vez más demandada.
En cualquier caso, sin educación es mucho más probables acabar en empleos basura o en las filas del paro.
¡Ah! Y ya no basta con la educación que se recibe antes de entrar en el mercado laboral o profesional, sino que hay que seguir actualizándose toda la vida. Solo la educación permite reinventarse y tener una segunda o tercera vida profesional, algo que va a ser normal en muchas profesiones.
Y, por último, dos cosas:
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La educación no es solo saber más, sino saber utilizar mejor lo que se sabe. Cuantas personas hay que son magníficos arquitectos, médicos, ingenieros, economistas... pero no saben expresarse, no saben socializar... en definitiva: no saben venderse. En contra de lo que decían los antiguos: "el buen paño en el arca NO se vende". Los norteamericanos, o los italianos (por citar dos países) nos pueden dar lecciones de esto.
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La educación no puede con todo. Ha de estar acompañada y equilibrada con los dos elementos que siguen: contactos y capital.
Este es, podríamos llamarlo así, un sesgo de clase. Algo que explica por qué, en un porcentaje importante, los banqueros son hijos de banqueros, o al menos hijos de ricos; por que los médicos son hijos de médicos, los arquitectos hijos de arquitectos, etc. etc.
Siempre explico el caso de un compañero de universidad (en una escuela de negocios) que desdeñaba la formación y descaradamente admitía que lo único que le importaba era lo que él llamaba "hacer agenda". Defendía que lo que importaba era tener una buena agenda de contactos; cuanto más importantes ("más ricos" decía él), mejor. Posteriormente ha desarrollado una carrera profesional de éxito (con altibajos) ligada totalmente a su agenda.
No tener contactos es, en sentido contrario, un importante hándicap. Es algo ligado a la clase social. Se dice, y con razón, que "dinero llama a dinero". Recientemente los medios se han hecho eco de la dificultad de ser juez, notario o registrador, por ejemplo, sin tener una familia que financie el largo tiempo de preparación de oposiciones. Y eso dando por supuesto que los tribunales de esas oposiciones traten igual a opositores desconocidos que a aquellos que vienen de familias conocidas por los miembros del tribunal. Los famosos "padrinos" que han existido, existen y existirán, en España y en la mayoría de países, de un modo u otro. Todos estamos de acuerdo en ello, creo. Y, de nuevo, eso sin presumir actuaciones legal o éticamente prohibidas. La gracia, incluso, es que no hagan falta.
Curiosamente, lo mismo ocurre, quizás con menos énfasis, en el ámbito del emprendimiento. Encontrar socios, inversores, o incluso los primeros clientes, es más fácil cuando tienes contactos.
En conclusión, hay que tener EDUCACIÓN y CONTACTOS. Con ambos ya se va bien pertrechado en esta vida. Pero no está de más disponer de un cierto capital para dar el salto...
CapitalEl componente menos importante, que puede ser superado si se dispone de suficiente Educación y Contactos, aunque no por eso deja de influir, es el Capital.
Disponer, como consecuencia de haber nacido en una familia acomodada, de un capital suficiente para lanzar nuestra vida profesional y familiar, es una importante ayuda de cara al éxito personal. Influye en la educación de mayor calidad a la que podemos acceder, a determinados puestos de trabajo de élite (notarios, registradores, jueces...) que exigen un largo tiempo de preparación de unas oposiciones, como ya he comentado; es una ayuda a menudo imprescindible cuando se quiere acceder a una vivienda...
Y ya no digamos si se quiere emprender. Aunque no es un requisito indispensable, es una gran ayuda cuando se quiere lanzar una empresa, un negocio. Permite acceder a negocios que están vedados a quienes no disponen de ese capital. Y, además, capital llama a capital. Los bancos prestan a quienes tienen dinero. Y los inversores valoran positivamente que los emprendedores, o sus familias, se jueguen su propio dinero.
En resumidas cuentasCreo que la fórmula del éxito, del ascensor social, tiene estos tres componentes. Es una reflexión que me hago y que hoy he querido compartir con quien quiera leerme.
Pregúntate cómo ha sido o está siendo en tu caso. Y tenla en cuenta cuando quieras ayudar a tus hijos a encarar su vida.