
Nuestro ego puede ser un medio maravilloso para expresar la creatividad de nuestro corazón, para crear una humanidad de seres que se reconozcan en su propias creaciones, dejando en ellas el perfume de su propia esencia y empleándolas como regalos de los unos a los otros.
Durante generaciones los egos se han sentido solos y desamparados, huérfanos de su propia esencia, injustos con ellos mismos y con los otros egos. Han sido programados en creencias que sustentan la dualidad, la división y el enfrentamiento y, como remate, cegados por los juicios. Todo esto ha provocado que se sintiesen desconectados del corazón, es decir del poder, la sensibilidad y la sabiduría de su propia esencia: han experimentado en todas las culturas el Paradigma de la Desconexión.
Nuestro ego se merece ser reeducado en un nuevo paradigma que le permita reconocerse como esas "manos" de nuestra conciencia en la Tierra, unas manos que sean las embajadoras de nuestro corazón. Un mundo con unos egos embajadores del corazón es la mejor herencia que podemos dejar a las nuevas generaciones y el mejor regalo que nos podemos dar a nosotros mismos. Querido lector, ¿te animas a recuperar la confianza en tu ego y a reeducarlo para que sea el embajador de esos sentimientos que nacen en tu corazón y que son los que te definen como ser auténtico …?
