Quien tiene un amigo tiene un tesoro, un amigo es la persona con la que se puede pensar en voz alta, la única manera de poseer un amigo es serlo. Son cientos las frases que nos hablan de la importancia de la amistad para desarrollar una vida plena y rica.
La amistad es ese sentimiento de lealtad hacia otra persona con la que se establece un vínculo afectivo gracias a intereses comunes.
Es una de las relaciones interpersonales más ricas que una persona puede establecer a lo largo de su vida y como tal se forja en diferentes etapas de la vida. La infancia es la primera y en muchos casos una de las más importantes, todos recordamos ese amigo de la niñez, el compañero inseparable con el que aprendimos el valor de ese sentimiento.
El valor de la amistad se aprende practicándola
Desarrollar la amistad es así vital para la evolución normal de un niño, necesita interactuar con el resto, sentirse parte de un grupo e identificarse con sus iguales, es una forma de aprender a ser él mismo en relación a los demás. Pero además el hecho de ser amigo implica más cosas, un amigo es el que se preocupa por el otro y se interesa por sus problemas y sus éxitos, está ahí cuando lo necesitan, tanto en los buenos como en los malos momentos, y sabe escuchar y responder. No hay que esperar que un niño de corta edad manifieste todas estas características pero si queremos que en el futuro desarrolle este tipo de relación hay que empezar a trabajar con él desde el principio.
La amistad en la infancia pasa por diversas etapas, hasta aproximadamente los tres años los niños no van a empezar a relacionarse en términos de amistad, jugarán juntos e interactuarán sin que ese sentimiento les haya calado todavía. Aun así es el mejor momento para hacerle ver la importancia de tener amigos, se deben introducir conceptos como el compartir con los demás, jugar juntos y no hablar mal ni pegar a los compañeros. También debemos decir a nuestros hijos que deben ayudar a los demás e interesarse por ellos cuando los vean tristes.
Los niños aprenden por imitación a los adultos
Las palabras no van a bastar, la mejor forma de que desarrollen el valor de la amistad es viéndolo en sus padres, es bueno que vean que nos preocupamos por los demás, que llamamos a nuestros amigos y compartimos buenos ratos juntos. No hace falta irnos muy lejos, también en casa debemos ser amables y preocuparnos los unos por los otros.
Según vayan creciendo los niños irán cambiando su comportamiento con sus compañeros, debemos enseñarles qué es ser un buen amigo pero también a que sepan identificar a los buenos amigos. Deben primar las relaciones basadas en la igualdad y tenemos que comprobar que las relaciones de amistad que establece nuestro hijo son positivas, no se trata de interferir, nuestro hijo debe tomar sus decisiones y forjar sus amistades, pero hay que ayudarle a reconocer aquellas relaciones que pueden resultar destructivas.