Acostumbrarse a mirar y a admirar. Hacerlo despacio, con una cierta actitud receptiva: lo llamamos observación emocional, una iniciación a la contemplación de la naturaleza.
De esa mirada fascinada esperamos que surjan el amor y el respeto, el cuidado de nuestro entorno. Salir a ver cómo se mueve el brillo del sol en las ondas del agua. Descubrir diferentes tipos de nidos. Observar a los abejarucos que vienen desde el centro de África a criar junto a nuestra escuela. Disfrutar del olor de la tierra. Recordar cada día que somos naturaleza, que nosotros pertenecemos a la tierra, y no al revés, que las palabras humus y humano tienen la misma raíz.
Nos envía esta mirada al mundo natural, para seguir explorando nuestra relación con la naturaleza el docente en El Majuelo; Fernando González Clavería. Especialista en educación de la creatividad y expresión artística y responsable de imaginARTE. Mil gracias Fernando seguiremos conectado con la natura.