Revista Cultura y Ocio

Edwards, Capote y diamantes

Publicado el 16 diciembre 2010 por Vivian

Hasta siempre, señor Edwards...
EDWARDS, CAPOTE Y DIAMANTES

“¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
¿Color rojo? Querrá decir negro.
No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.”

“Los días rojos son terribles y en esos momentos lo único que me viene bien es ir a Tiffany's, porque nada malo me puede ocurrir allí.”
Entre lo hipnótico y lo fascinante el brillo de los diamantes atrapa con sus destellos, destellos que encierran otros destellos, que recuerdan a otros destellos, constelación de estrellas brillantes que las olas mecen. Sí, nada malo te puede pasar en un lugar donde los destellos del mar quedaron atrapados en unas aristas que centellean en transparente multicolor…
El peor de los miedos es el miedo a sentir miedo… Por eso son tan terribles los días rojos, días en los que sus miedos pasados regresan, tiñendo de cruda realidad en rojo su frágil presente de fantasía. Por eso, cuando aparece uno de esos días rojos ella sigue el camino de baldosas amarillas que la lleva a su Ciudad Esmeralda…
Fascinantemente elegante, de Givenchy, con collar de perlas y peinado sofisticado y chic, desayunando en Tiffany’s… Cautivadoramente hipnótica, mezcla de fragilidad y ternura, cantando Moon River en el marco de una ventana…. El verdadero diamante de la película de Edwards es Audrey Hepburn, por eso Edwards eligió para su Holly un final con beso bajo la lluvia, salvándola de ella misma…
Por eso la Holly de Edwards tiene un final de película…

EDWARDS, CAPOTE Y DIAMANTES

La Holly de Capote tiene muchas más sombras que la de Edwards, el brillo de los diamantes la ciega más que la ilumina…

Y en su intento inútil por hacer desaparecer aquella que fue, sus pasos la llevarán por un camino que nunca tuvo baldosas amarillas y descubrirá que cuando tratas de olvidar quien fuiste acabas perdiéndote en una búsqueda estéril por saber quién eres…
Las Hollys del mundo jamás podrán pertenecer a un lugar, nunca pertenecerán a nadie, esa opción se la negó la vida.
Y en su constante huída hacia delante, no habrá beso bajo la lluvia, nadie podrá salvarlas de ellas mismas…
Las Hollys del mundo, como la de Capote, no tienen un final de película…


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