Siempre ha sido así y siempre lo será. Una guerra se sabe cómo empieza, pero nunca cómo terminará. El viejo dicho se cumple de nuevo con la guerra abierta de Estados Unidos contra el Estado Islámico en Irak y Siria (de momento), que pese a todas las reticencias y dudas del presidente Obama, va camino de complementarse con un despliegue en tierra que en realidad ya ha empezado. O sea, la guerra de toda la vida.
Eso sí, como tenemos un presidente enrollado (ya hablé del tema en otro artículo) este despliegue está siendo gradual, elegante, sin llamar mucho la atención, muy en la línea de la Administración demócrata para que no se note que estamos repartiendo leña. Una guerra limpia y aséptica. ¡Ja!
Lo dicho, la intervención militar estadounidense puede terminar este año 2014 con un despliegue sobre el terreno que podría rondar los 5.000 hombres para combatir a los radicales yihadistas que están masacrando todo lo que se pone en su camino. Por cierto, no he visto asomar la cabeza a ninguna ONG ni político ni periodista ni nadie de los habituales oportunistas para frenar a los integrantes del Estado Islámico. Se ve que les da un poco de apuro eso de que les corten el cuello. Es comprensible.
Bueno, al lío, y ¿en qué va a consistir el despliegue terrestre? Para empezar se limitará a tareas de inteligencia, reconocimiento, vigilancia, asesoramiento, comando y control de asistencia, control aéreo táctico, y operaciones especiales. Lógicamente esto es para empezar. Le recuerdo lo apuntado al principio. Se sabe cómo empieza, pero no cómo termina.
Independientemente de lo que se filtre a los medios de comunicación, una cosa está clara: si queremos derrotar al Estado Islámico (y queremos), el combate terrestre es inevitable, ya sea en forma de operaciones especiales, cuerpo a cuerpo, a cañonazos o a tiros. De hecho, algunas de estas situaciones ya se están produciendo sobre el terreno y van a ir a más a medida que se pongan en marcha las operaciones encubiertas de comandos y unidades de inteligencia que están previstas en Irak y Siria.
Esta campaña militar, que ya ha empezado, puede ser prolongada…o no. Dependerá del nivel de compromiso que los políticos en Washington quieran establecer con la misma. Sospecho que el próximo Congreso y el nuevo presidente en ocupar el despacho oval se encontrará con esta patata caliente y será una de las que deberán “cocinar”. Sólo cabe esperar que liberen las manos a las fuerzas armadas y la comunidad de inteligencia para que podamos aplastar al Estado Islámico lo antes posible. Aunque haya que parecer menos educado internacionalmente y ser más contundente. Usted ya me entiende…
Lo que está claro es que ya hay un objetivo de primer nivel a batir: el líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi.
El plan actual para combatir a los yihadistas está bien para empezar: extender los bombardeos por Irak y Siria, habrá que añadir algún país más; armar y entrenar a los rebeldes moderados para que hagan frente al Estado Islámico; lanzar ataques con drones; y articular operaciones clandestinas que permitan lograr objetivos estratégicos de gran valor. Pero es sólo el principio, y como dije anteriormente, se sabe cómo se empieza….