12:15 a.m. Chema Tirado
En la cabina de radio están finalizando el programa deportivo. El partido más emocionante ha sido el último, el que cierra jornada. El Atlético de Madrid, se oye por los altavoces, redondea otra jornada irregular, de las que nos tiene acostumbrado, venciendo al Sporting de Gijón, a domicilio, por dos goles a uno. Esta ha sido la jornada y así se lo hemos narrado. Que pasen buenas noches.
12:15 a.m. José Luis
Buenas noches las tendrás tú, cachondo.
10:15 a.m. Dr. Zabala
El hombre llega al aeropuerto de Madrid Barajas en el vuelo 3006 de Iberia, procedente de San José, con un retraso de más de una hora sobre el horario previsto. A pesar de la contrariedad, sonríe mientras avanza por los largos corredores de la terminal. No necesita bajar a la sala de equipajes porque sólo lleva una pequeña maleta de cabina que arrastra tras de sí: ese tiempo que se ahorra. Tampoco lo hace perder la sonrisa la larga cola de acceso a la ventanilla de migración, que avanza con la lentitud de una tortuga mientras que, en otras filas, los ciudadanos de la Unión apenas esperan un par de minutos antes de ser atendidos. Por fin alcanza la ventanilla y, tras un somero interrogatorio en el que debe mostrar la reserva de un hotel por los días de estancia en el país, dinero suficiente y el billete de vuelta, le sellan el pasaporte y le permiten pasar.
10:17 don Benigno
Esta mañana no estaba en vena y se me ha resistido el damero, dice en voz alta el hombre mientras engancha el mosquetón de la correa en la argolla del collar, o es que el de hoy era más difícil, que también puede ser. Abre la puerta y sale al rellano de la escalera con el perro tirando de él. Tienes ganas, jodío. Baja los dos tramos de escalera apoyándose en el pasamanos –ya no es ningún chaval–, cruza el portal y sale a la calle. El buldog francés jala con fuerza, acera adelante, buscando el parquecito enarenado donde siempre hacen la primera parada, y le cuesta retenerlo.
10:20 Avelino
El empleado de Aceitunas y encurtidos La Serrana, s.l., gira el volante de la furgoneta de reparto para abandonar La Castellana a la altura de la plaza de Castilla. En Mateo Inurria hay que estar espabilado con los carriles, porque el de la izquierda se reserva, en algunos cruces, exclusivamente para girar; por lo demás, los semáforos están sincronizados y pisándole un poco se pillan todos en verde. Lleva hechas cuatro entregas de doce, o sea, un tercio; para ser más exactos, calcula, el treinta y tres coma tres, tres, tres, tres por ciento, y así hasta el infinito; pero lo que no me quita nadie, piensa, es que van cuatro. Y con la próxima, cinco. Y una más, serán seis, vamos, la mitad cabal, y no son ni las diez y media. Vamos bien, chavalote, vamos bien.