Revista Opinión

EfeCtO tETriS

Publicado el 04 julio 2010 por Bitacorarh

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 Allá por mediados de los 80, Alekséi Pázhitnov tuvo una brillante idea que cambió el mundo de los videojuegos. El Tetris surgió de su cabeza como una visión de lo que años más tarde se convertiría en una de las primeras industrias del mundo del entretenimiento.

Recuerdo mi Game Boy con la que tanto luché para completar aquellas filas intentando que éstas no sepultasen la cadena de decisiones aceleradas que aquel juego te obligaba a tomar. Por las noches, cuando cerraba los ojos, aún recuerdo la sensación de ver caer las piezas en mi cabeza.

Hoy en día, este tipo de videojuegos son parte de un pasado que el mercado ha dejado muy atrás. A los nacidos a partir de los años 90 eso del Tetris seguro que les suena bastante lejano. En la actualidad los juegos son mucho más sofisticados, repletos de detalles que cada vez hacen que éstos sean menos juegos para estar más cerca de la realidad virtual.

Quizás sea la sencillez del Tetris la que lo hace tan atractivo. Una sencillez que esconde procesos mucho más complejos que el mero juego. Este tipo de juegos ya dejaban un buen lugar a la imaginación, la decisión, la creatividad ... recuerdo aquellas piezas caer a toda velocidad sin casi tiempo para decidir donde ponerlas. 

tetris mental

Juegos como el Tetris guardan enormes paralelismos con nuestra forma de pensar. Miles de “piezas” de información que llegan cada día a nuestra cabeza. Cada una de éstas tiene una forma concreta y cuando se depositan en nuestra mente dan lugar a nuestro pensamiento. El gran enemigo es el espacio en blanco, lugares sin sentido,  burbujas de vacío carentes de significado que dificultan los procesos de razonamiento y toma de decisiones. Nuestras mentes actúan como recipientes donde se posan todas estas piezas. Nosotros somos quienes decidimos donde las colocamos. Es un juego democrático porque todos recibimos las mismas fichas y cada uno decide qué hace con ellas. El reto no es acumular el mayor número de piezas, el verdadero reto consiste en saber adecuarlas, en transformarlas en aquello que más nos conviene, en aquello que verdaderamente nos puede ayudar a evolucionar. Transformar la información para impedir que el azar decida por nosotros, evitando que sean otros los que nos digan donde tiene que ir cada ficha.

Los jugadores de Tetris saben que construir sobre unos buenos cimientos es fundamental para que el resto de la partida sea más llevadera. Los procesos de transformación de la información que recibimos requieren tener claro qué es lo que queremos transformar. El primer paso es saber hacia dónde queremos caminar.

La mejor manera que se me ocurre para explicároslo es contaros una experiencia personal. Hace ya algún tiempo decidí que las personas era el campo de conocimiento que me interesaba, de hecho, dedicarme a esto de los recursos humanos tiene mucho que ver con esta decisión. Ésta me obligó a educar a mis sentidos, tuve que priorizar aquellos que me permitían transformar la información en datos concretos sobre las personas. Puse de primero el oído: escuchar para saber, para entender, para tener datos sobre los que poder trabajar. El tacto fue el siguiente, en este caso el tacto tenía que ver con saber “tocar” los sentimientos y las sensaciones que mi oído me presentaba. Mi vista confirmaba los datos que mis otros dos sentidos trataban, mientras que el olfato dejaba que la intuición confirmará que lo oído, tocado y visto fuese coherente con mi experiencia. El gusto cerraba el círculo para tomar la decisión final: ¿me gusta o no me gusta?. De esta manera comencé a transformar información inconexa en historias personales.

Todos recibimos la misma información. Las noticias son las mismas pero cada uno decide en función de lo percibe: política, leyes, religión, .... todo depende de como se vayan colocando las piezas. 

En el proceso de transformación reside la realidad que percibes. Tú decides lo que quieres ver, oír, tocar, saborear, sentir... Si quieres ver dolor, lo vas a ver; si quieres ver, odio lo vas a ver; si quieres ver cosas buenas, las vas a ver... Tú decides el orden, tú decides la transformación. Ahora sólo toca jugar.


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