Se sabe que el ejercicio mantiene la función y estructura del cerebro. Estudios hechos en humanos y en animales han demostrado que solo con pocos meses de ejercicio moderado se pueden crear nuevas neuronas, que ayudan a mejorar el ánimo y afinan nuestra memoria.
Pero ¿qué pasa después? ¿Son estos cambios permanentes? ¿Qué pasa si alguien empieza a ejercitarse pero luego lo deja? ¿Mantiene el cerebro estos cambios o se revierten como cuando dejamos de ejercitar un músculo que se vuelve flácido?
Uno de dos experimentos estudió qué pasaba en el cerebro cuando el ejercicio paraba. Los investigadores de la Universidad de Sao Paulo empezaron por dejar correr en sus ruedas a la mitad de un grupo de ratas sanas. Las ratas disfrutaban de la actividad por una semana, mientras se les inyectaba una sustancia que marcaba nuevas neuronas en el hipocampo (el centro de la memoria); de esta manera se pudo saber cuántas nuevas células se habían creado. Un grupo control permanecieron sedentarias y también fueron monitoreadas para saber si se habían creado nuevas neuronas en el hipocampo.
Después de una semana, a las ratas que se ejercitaban se les retiró la rueda y se mantuvieron inactivas.
Una semana después los dos grupos de roedores completaron tests de memoria en los cuales tenían que encontrar el lugar de una plataforma ubicada a lo largo de una piscina. Como a las ratas no les gusta el agua, la plataforma servía como manera para esquivar el agua. Aquellas que tenían mejor memoria nadaban a la plataforma mucho más rápido.
Luego se completó el mismo procedimiento después de tres semanas y seis semanas de inactividad. Lo que se encontró es que, después de solo siete días de inactividad, las ratas habían realizado la prueba más rápido y tenían por lo menos el doble de nuevas neuronas en el hipocampo.
Pero estas ventajas se iban disipando con el pasar de las semanas y la falta de actividad física. El cerebro de las ratas después de tres semanas de inactividad tenía menos nuevas neuronas en comparación a las de solo 1 semana sin practicar ejercicio. Por supuesto las ratas con seis semanas de inactividad eran las que tenían la menor cantidad de neuronas nuevas.
Cuando los animales de tres y seis semanas repitieron el test de la piscina, el resultado fue peor que las que habían realizado la prueba después de solo una semana de inactividad, indicando que los beneficios del ejercicio en el cerebro pueden ser también transitorios.
En otro estudio de la Universidad de Mc Master en Ontario (Canada) las ratas tuvieron acceso a las ruedas, juguetes y otro tipo de enriquecimiento ambiental, donde se observaba que podían utilizar serotonina, un neurotransmisor conocido por estabilizar el ánimo de manera más eficiente. Después de meses de ejercicio, los animales que realizaron ejercicio eran menos ansiosos y más resistentes al estrés. Pero este estado de relajación se disipó rápido una vez que se retiraron de su ambiente los juguetes y la rueda para correr.
Es evidente que los beneficios para el cerebro desaparecen rápidamente, y los cambios no se mantienen cuando el ejercicio regular es interrumpido. Aunque este ejercicio fue conducido sobre ratas, sugiere que un fenómeno similar ocurre también en los humanos.