Factores de riesgo
Los factores de riesgo asociados al cáncer de piel son el fototipo, el color de pelo y ojos, la presencia de lunares, los antecedentes familiares y el tiempo de exposición solar. Hay seis fototipos distintos para definir la tendencia de la piel, determinada de forma genética, a la quemadura y al bronceado tras una exposición a la radiación ultravioleta. Estos abarcan desde el fototipo I, que no se broncea nunca y se quema siempre, al IV, que se broncea siempre y jamás se quema.
Los fototipos V y VI se corresponden con las pieles más oscuras, casi insensible a los efectos peligrosos del sol. Los fototipos I y II, en consecuencia, registran un mayor riesgo de melanoma. Tener el pelo rubio, y más el pelirrojo, se considera factor de riesgo, igual que sucede con el color de ojos claro y la tendencia a desarrollar pecas. Contar con numerosos lunares (nevus), ya sea por predisposición genética o secundaria a la exposición intermitente durante la infancia, es otro riesgo destacado.
Prevención
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria recomiendan las siguientes medidas preventivas:
Evitar una exposición solar excesiva y dar ejemplo a los niños con hábitos adecuados.
Proteger la cabeza, el cuerpo y los ojos: vestir ropa fina que cubra la piel, gorras o sombreros de ala ancha y gafas de sol con filtro UV-A y UV-B.
Procurar estar a la sombra desde las doce del mediodía hasta las cinco de la tarde.
Aplicarse siempre crema con factor de protección mínimo de 15, extenderla 30 minutos antes de estar al sol y volver a aplicarla cada 2 o 3 horas, después de sudar mucho o tras bañarse.
Los menores de seis meses no deben exponerse a la luz solar directa.
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