EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA PANDEMIA EN PERSONAS MAYORES
De marzo 2020 a marzo 2021
Nos encontramos en marzo de 2021. Un año después de la declaración en España del estado de alarma derivado de la situación sanitaria provocada por la COVID-19.
Poco a poco, hemos adoptado en nuestra vida nuevas rutinas con las que ahora vemos imposible salir a la calle: uso de mascarilla, que se ha convertido en un accesorio obligatorio; gel hidroalcohólico, ubicado en todos los establecimientos públicos y en casa; así como la famosa distancia social, siempre presente en cualquier tipo de contacto con otras personas.
El mundo y la vida sigue avanzando, por lo que nos ha tocado adaptarnos al cambio en todas las áreas de nuestra vida. La población activa ha modificado su forma de trabajar, cambiando en muchos casos la actividad presencial por el teletrabajo; la población infantil se ha amoldado a nuevas normas y modificaciones en la escuela, así como los adolescentes y jóvenes, que también alternan la formación presencial y semipresencial en institutos y universidades.
No obstante, hay un grupo de la población que parece quedarse atrás en todas estas adaptaciones, y a quienes afecta de forma significativa la nueva normalidad y el proceso de cambio que estamos viviendo: las personas mayores.
Nuestros mayores: los más vulnerables
Salud física
Las personas mayores han sido (y siguen siendo) las más perjudicadas a nivel físico por la pandemia. Presentan mayor riesgo de contagio (no olvidemos que suelen experimentar afecciones variadas, lo que supone estar polimedicados) y mayor riesgo de hospitalización, así como un peor pronóstico que el resto de población. Lamentablemente, como todos conocemos, este virus ha castigado duramente las residencias de mayores, con tasas muy elevadas de contagios y de fallecimientos.
En la actualidad, el sistema de vacunación iniciado en España supone un golpe de esperanza y una fuente de respiro para nuestros mayores. No obstante, lo que comenzó siendo muy esperanzador, continúa por un proceso muy lento, lo cual mantiene cierta desgana y preocupación para las personas de avanzada edad, quienes no acaban de sentirse protegidos frente al virus.
Salud mental
Acompañando al riesgo que supone el coronavirus en la salud física de los mayores, encontramos un gran riesgo a nivel de salud mental, que en ocasiones no se tiene en consideración.
Debemos tener en cuenta que en este grupo de población se ha producido un parón de su rutina, del día a día, algo que a muchos de ellos les ha provocado severos trastornos a nivel psicológico y emocional. Han perdido completamente la rutina que llevaban viviendo durante años: salir por la mañana a desayunar, ir a comprar el pan, dar un paseo, visitar a algún familiar, recoger a los nietos del colegio… Estos pequeños actos del día a día era lo que les mantenía la ilusión y felicidad, por lo que ahora que se encuentran sin ellos les supone un gran desconsuelo y sensación de no disfrutar de la vida.
Todo ello ha supuesto la aparición de mayores tasas de depresión, ansiedad, irritabilidad y sensación de miedo. O la agravación de estos síntomas cuando ya existían en el pasado.
Mayores que viven en soledad
Si a todo esto sumamos que en España hay 2,3 millones de personas mayores de 65 años que viven solos (según datos del Instituto Nacional de Estadística relativo al año 2019), el riesgo de padecer algún trastorno psicológico se ve acrecentado, teniendo en cuenta que este número de personas se enfrentó al confinamiento en completa soledad.
La situación de soledad se experimenta de manera diferente según la etapa de la vida en la que se encuentre el individuo. El impacto emocional también será diferente en función de cada persona y sus características, pero suele provocar de manera general irritabilidad, angustia, cambios de humor y marginación social, favoreciendo igualmente la aparición de creencias de rechazo y sentimientos de vacío y abandono.
De igual forma, hay una estrecha relación entre el sentimiento de soledad y comportamientos poco saludables, como descuido de la alimentación o aumento del consumo de alcohol, así como un considerable riesgo de suicidio.
Síndrome de la Cabaña
En ocasiones, este aislamiento social se produce de manera voluntaria por la persona mayor. En los últimos meses, notamos que algunos pacientes acuden a consulta muy preocupados porque sus padres (personas muy mayores) se niegan a salir de casa e incluso a recibir visitas por el miedo al contagio.
Esto se conoce con el nombre de Síndrome de la Cabaña. Hace alusión al temor, miedo y vivencias desagradables activadas por la exposición al exterior, es decir, salir del contexto y la situación en la que se encuentran. Se encuentra acompañado de pensamientos catastrofistas en relación con el exterior y el posible contagio. Esto se traduce en un aumento de la sintomatología ansiosa, así como respuestas de evitación o escape.
Cómo mantener la ilusión por vivir de nuestros mayores
Si tienes algún familiar o conocido de edad avanzada, puedes ayudarles a vivir el día a día de la pandemia con una actitud más positiva y optimista. ¿Cómo podemos ayudar?:
- Mantener contacto social diario. Es de vital importancia lidiar contra el sentimiento de soledad y abandono. Teniendo en cuenta que una simple llamada telefónica diaria, o una visita responsable, supone un momento muy positivo y motivo de alegría para nuestros mayores.
- Salir de casa. Un paseo al sol, acompañar a realizar la compra o a alguna visita médica. Sea lo que sea, cualquier excusa es buena para animar a nuestros mayores a salir, lo cual supone moverse y reforzar sus articulaciones. El riesgo de sufrir caídas y fracturas aumenta cuanto mayor tiempo pasen en casa de manera sedentaria. Elegir el mejor momento para las salidas, evitando aglomeraciones y utilizando la protección necesaria.
- Aumentar su bienestar emocional. Es muy útil explicarles que el miedo excesivo paraliza, y que es posible seguir realizando “vida normal”, siguiendo las normas y medidas con responsabilidad. Escuchar sus preocupaciones y responder a sus miedos les hará sentirse comprendidos y apoyados emocionalmente.
- Buscar ayuda profesional. Si, a pesar de vuestros esfuerzos, notáis que vuestros mayores se encuentran en una situación de riesgo psicológico, llega el momento de buscar ayuda profesional. En Psicoabreu contamos con un equipo de psicólogos en Málaga profesionales y especializados, que ayudarán a nuestros mayores o sus familiares a obtener las respuestas necesarias para el mejor afrontamiento del virus.