No soy precisamente un fan de Steven Soderbergh, pero he de reconocer que Side Effects es una interesante y efectiva película. Una vez más, el director pone el foco en el mundo de la industria farmacéutica y, en esta ocasión, la utiliza como telón de fondo de un thriller con un punto de partida muy atractivo (y que revelar aquí sería demasiado spoiler). La peli funciona, no puedo decir que no. Lo que pasa, y sé que es problema mío, es que Soderbergh lo hace todo tan frío que a mí me cuesta entrar en su cine. El tío te obliga a mirarlo todo desde la distancia, y así es muy difícil implicarte emocionalmente con sus personajes. Sea como sea, la peli está bien construida y sus puntos de giro te mantienen enganchado hasta el final.
Lo mejor: la buena idea de la que parte el guión.
Lo peor: por favor, Steven, déjame empatizar con alguien.