Desde que soy madre sufro miles, más que cuando tomo un antibiótico. Tales como la falta de sueño, la angustia, los kilos , la ausencia de tiempo libre, la responsabilidad y un largo etc…que suele venir con el pack “has tenido un hijo” y no ese pan que dicen que traen bajo el brazo y que yo aún no lo he encontrado.
El último efecto que nos invada en esta casa que regenta la loca Peineta es el de la “multi-maternidad”, sí hombre esa de somos pocos y parió la abuela, que sí hombre que como con uno no nos ha costado casi ná, ahora vas y te planteas tener otro. Y claro yo eso no lo considero un efecto secundario sino una intoxicación en toda regla. Así que hoy vengo a hablar clarito y hacer terapia pura y dura, que mejor manera que retomar que con un textos de esos que escupes desde lo más profundo de tus entrañas. Yo soy así que le vamos a hacer, tampoco vine con un pan debajo del brazo, no tengo claro sí eso al aitona le supo mal o no, pero el caso es que me dejó sin mojar huevo y me quedé en hija única.
No tengo ningún recuerdo amargo de mi infancia por la ausencia de hermanos, el hecho de estar rodeada de primos únicos me ha hecho crecer en un entorno parecido. Mi única preocupación era sí de mayor tenía hijos ellos no tendrían “titos”, ese familiar enrollado y majo que suele cumplir los caprichos de los sobrinos. Pero por suerte he tenido amigos que han querido al monillo tan bien o mejor que un tío materno.
He conocido varios hijos únicos en mi vida y siempre he percibido que tienen una relación muy especial con sus padres, es una unión muy pasional, porque en ese círculo íntimo, confidente y de amor están los tres, solos, antes cualquier cosa que se avecine sea buena o mala. Pero a pesar de todo esto, cuando quiero auto convencerme de volver a parir, suelo soltar esa frase de “es que yo soy hija única y no quiero que él lo sea”. Chúpate esa morena, esa soy yo, pura incongruencia.
Monillo lleva la friolera de mes y medio besando mi tripa cada mañana o rato que pilla y diciendo “bebito”, yo con paciencia me visto y le digo que no. Él responde rebotado:
-Es que quiero un hijo, hombre!!! Yo no tengo hijo (entiéndase hermano) y ¿Con quién voy a jugar? Además ya sé llevar el carrito sólo…
-Lo siento pero en la tripa no hay bebe
-Jolín, pues si no hay bebito porque tienes la tripa tan grande eh??
-Porque como mucho leñe!!
- Y yo Ama y no tengo tripolín…
Como verán mi hijo lo tiene claro y parece ser que según los expertos (todos esos que opinan cuando hablas), es algo común en su edad, vamos una etapa más, como las rabietas, los dientes y los tacones…
Pero quieren que les sea sincera, no lo tengo nada claro, creo que ser “multípara” el algo más complicado para mí ahora mismo que tener que votar en el referéndum sobre la independencia. Que sí hombre, que queda mal decirlo pero no sé si quiero volver a cambiar pañales, a trasnochar, a hacer papillas y a preocuparme si me llaman cada dos días de la guardería. Por no decir que económicamente no lo veo factible. Y no me digan eso de “mujer al final se sale”, sí claro que se sale pero en qué condiciones???
Total que aquí sigo con la esperanza que regrese a mí cuerpo esa ansiedad de ovular cual conejo y hacer diana, lucir tripa pero sin complejo y aumentar en un surco más mis ojeras. Pero no llega…y sospecho que no llegará. Entonces qué, soy mala madre si no me embarazo, o peor aún si lo hago bajo el yugo de “es por el niño, no quiero que se quede sólo”. Así que me paso el día pensando si tirarme en paracaídas o en avión y claro tengo al gorila medio loco, porque a indecisa no me gana nadie.
¿Dónde está mi instinto maternal? ¿En qué momento del camino lo perdí? Soy insensible por no querer otro o soy una cumplidora por buscarlo y no sentirlo con las ansias y deseos que tuve con el primero… Entre la pereza, la incertidumbre y la nostalgia, me paso los días mirando bebes ajenos y buscando esa señal que no llega, mientras veo pasar el tiempo de mi reloj biológico y me crecen embarazos cercanos cual setas en otoño.
Este texto lo escribió Pintxos al lado de la cama esa en la que ha crecido y donde mi hijo duerme feliz. Las noches en mi casa, en madritxikito son tan….única y reales. Mi post 100 se merecía mi cruda realidad en materia de maternidad.