Hace 19 años, el 5 de abril de 1998, se inauguraba el Puente del estrecho de Akashi Kaikyo en Japón.
Es el puente colgante que une Honshū con la Isla de Awaji, cruzando uno de los estrechos con más tráfico naval del mundo (más de 1000 barcos diarios). Tiene una longitud de 3911 m y su vano central es de 1991 m. Es soportado por dos cables que son considerados como los más resistentes y pesados del mundo. La obra constituye un hito de la ingeniería civil.
Se yergue en uno de los lugares más difíciles para su construcción, debido a que se encuentra en zona de alto riesgo sísmico y de tifones con vientos de hasta 290 km/h. Por todas estas razones, era un puente que nadie pensaba que se pudiera construir, sin embargo, la ingeniería nos demuestra con esta obra que no hay nada imposible.
El puente Akashi Kaikyo soporta una autopista de seis carriles que conecta la dinámica metrópolis de Kobe, en la isla principal, con la isla de Awaji hacia el sur. Para los habitantes de los pueblos pesqueros de ese lugar, constituye un enlace vital con las escuelas y hospitales de la ciudad de la isla principal. El puente representa un símbolo de orgullo nacional para Japón y es el eslabón final de una red de puentes que conectan las cuatro islas niponas, proporcionando un transporte rápido y eficaz, abriendo el acceso al comercio, a las empresas y al turismo en toda la zona.
Este puente está en posesión de tres récords del mundo: con sus 280 metros de altura, es el puente en suspensión más alto del mundo, cada una de sus dos torres mide tanto como un edificio de 80 plantas. Con un vano central de más de 1,9 km. es el puente en suspensión más largo del planeta y casi duplica la longitud del puente Golden Gate de San Francisco. También es el puente de mayor presupuesto que se ha construido en la historia con un coste de más de tres mil millones de euros.
En la actualidad más de 23 mil coches circulan a diario por él, pero aunque el puente está diseñado para durar 200 años, su mantenimiento ocupa las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Desde el centro de control se supervisan todos los aspectos de su funcionamiento, el sistema de suspensión del que cuelga todo el puente dispone de su propio sistema de aire acondicionado para impedir que los cables se corroan, hay sensores de medición del viento que registran la más mínima alteración en el tablero. Desde su inauguración, el puente sólo se ha cerrado tres veces a causa del mal tiempo.