Revista Viajes

Egipto 2016, día 4: durmiendo en el desierto blanco

Por Trotaburgos @trotaburgos

El despertador suena a las 8:00 horas. Hoy va a ser un día difícil de expresar con palabras, pero os aseguramos como vais a leer a continuación, ha sido un día mágico y lleno de experiencias que cuestan asumir.

Ducha, preparar mochilas y a las 9 nos viene a buscar uno del hotel para ir a desayunar. Tortilla francesa grande, yogurt, miel, alubias pintas, quesitos, pan de pita, agua y nescafé, este último han ido a comprarlo.

A las 9:40 horas llega Mannut. Nos dice que no cojamos las mochilas que luego pasamos a por todo. Cogemos el coche y vamos directos a lo que se llama la Casa de los Ingleses.

No está muy lejos de Bawiti. Son los restos de unas construcciones en las que estuvieron los ingleses durante la Primera Guerra Mundial controlando la zona. Desde aquí el británico capitán Willians controlaba los movimientos de los miembros de la tribu libia de los Senusi.

Nos deja al pie de una colina y subimos andando hasta las ruinas. Solo quedan unos pocos restos, pero las vistas son impresionantes. Hacemos unas fotos y bajamos, nos cuesta encontrar el camino por el que hemos subido, es todo igual.

De aquí vamos al museo Al-Mathaf, de las Momias Doradas. El precio son 60 LE, le decimos a Mannut que si podemos usar para descuento los carnets de prensa, nos los pide y se los enseña al señor, casi ni los mira y nos cuesta la mitad.

Un chico nos acompaña hasta lo que parece un bunker de guerra y abre un candado enorme, parece que hace tiempo que no abren esta puerta.

Una vez dentro alucinamos, vemos una sala con 10 momias. Me dice que no se pueden hacer fotos, le cuento la película que estamos escribiendo sobre la zona para potenciar el turismo, cosa que no es mentira y al final consigo que me deje hacer 2 fotos.

Un asno tuvo la culpa: hasta el año 1.996 nadie conocía el alcance del tesoro arqueológico de Bahariya. Un burro tropezó con un agujero cercano al Templo de Alejandro Magno. Su jinete vio el rostro de una momia dorada asomando en la arena. El equipo que lleva a cabo la intensa exploración de un cementerio de 3 km. cuadrados. El radar ha revelado la presencia de más de 10.000 momias.

Algunas de las 10 que vemos están bellamente adornadas. Aunque los motivos son vulgares y el trabajo mediocre los rostros pintados, muestran un avance desde la estilizada decoración de la momia faraónica hacia el retrato de Al Fayoum.

Bajo los bellos envoltorios el trabajo de los embalsamadores parece algo descuidado. En algunos casos los cuerpos se descompusieron antes de iniciarse el proceso, lo que sugieren el principio del fin de la momificación. La verdad es que es alucinante poder ver estos cuerpos después de muchos cientos de años. El precio nos parece un poco caro para lo que se ve, pues es poco menos que las pirámides. Nos llama la atención una de ellas que tiene muy marcados los pechos y es la que elegimos para hacer la foto.

Nos montamos en el coche y nos lleva a ver una tumba. Al entrar nos piden la entrada del museo. Con lo que deducimos que la entrada que hemos pagado vale para ver más cosas. Abre un reja y bajamos por una escalera bastante empinada hasta la entrada de la tumba.

Está en medio de las casas de Bawiti. Es la tumba de Ze-Amun-ef-Ankh, pertenece a la 26 dinastia. Está bien conservada pero fue saqueada en la antigüedad y reutilizada como lugar de enterramiento colectivo en la época romana. Está excavada en la roca, constituye una fascinante imagen de Bahariya en auge. Hay vistosas pinturas que sugieren riqueza e importancia. Los investigadores asumen que se trataba de un mercader, quizá un comerciante de vinos

Curiosamente, su tumba contiene solo una cámara con 4 pilares redondos y 7 falsas puertas bajas. Mannut nos dice que si le damos algo de propina nos deja hacer fotos, que con 10 LE vale.

Después de ver esta tumba nos dice que nos puede enseñar otra que hay al lado, que es la de Bannentiu, hijo del de la anterior tumba. Eso si, pagando 25 LE a parte. Luego leemos en la guía que está incluida en la misma entrada.

Esta cámara funeraria tiene 4 columnas y un santuario interior. Está cubierta de bellos relieves que representan al difunto en varias situaciones con los dioses. Las pinturas más interesantes aparecen en la entrada a la cámara. Se aprecia bastante bien todo, nos enseña incluso una puerta secreta donde guardaba la caja del dinero.

Al salir le damos al hombre 15 LE por todo y va que chuta. Le transmitimos a Mannut que eso no es bueno para los turistas, que no pueden estar cobrando todo el día por todo. Nos dice que son gente pobre y que el gobierno les da poco dinero por su trabajo. Le decimos que en España ahora los sueldos son muy bajos también y no por ello estamos cobrando a los turistas por cualquier cosa.

Siguiente lugar el templo de Bir Al-Muftella. También está incluido en el ticket. Consta de 4 capillas que los arqueólogos piensan que podrían haber sido construidas durante el Imperio Nuevo y posteriormente ampliadas de forma significativa en el periodo tardío y las épocas griega y romana.

Todas han sido completamente restauradas y se han instalado tejados de madera para protegerlas de los elementos. Podemos ver figuras y jeroglíficos esculpidos en piedra muy bien conservados. Todas las figuras tienen la llave de la vida (ank).

Al salir, en la caseta donde nos piden la entrada, nos dicen que si queremos un té. Decimos que si y pasamos unos minutos de relax a la sombra. No estamos acostumbrados a estos calores. Que será esto en verano.... Antes de marchar nos piden propina y les decimos que no.

Siguiente visita el Templo de Alejandro Magno, también incluido en el ticket. Es el único lugar de Egipto donde se han hallado una imagen y un cartucho de Alejandro Magno. El viento ha ido erosionando el lugar desde que los arqueólogos lo descubrieron a finales de los años 30. Se sabía que Alejandro había visitado Siwa (oasis al oeste de Egipto), pero no existen pruebas de que atravesara Bahariya, por lo que el parecido resulta desconcertante. Los corrosivos vientos del desierto, combinados con restauraciones poco acertadas, han despojado el enclave de los rastros de su esplendor original.

El chico que nos lo enseña nos muestra un par de relieves que cuesta verlos y el hueco donde se encontró la imagen y cartuchera, que están en el museo del El Cairo.

Salimos fuera y nos enseña las ruinas del asentamiento romano que hubo. Se aprecian algunas hornacinas en algunas casas donde colocaban las lámparas para iluminar la estancia. También nos enseña algunos restos de cerámicas, un mortero para moler y una piedra donde prensaban las aceitunas para extraer el aceite.

Finalizada la visita de todo lo que esta ciudad ofrece regresamos al hotel. Mientras ellos cargan el todo terreno con lo necesario para pasar la noche en el desierto nosotros vamos a por las mochilas y hacemos el check out. Pagamos 150 LE por la habitación con desayuno y 165 LE por la comida y cena de ayer.

Tras hacernos unas fotos y despedirnos de todos nos marchamos. Son las 12:00 horas. Viene también con nosotros un chico que se llama Hamada y trabaja con Mannut.

La primera parada la hacemos en el Desierto Negro, en un lugar llamado The Garden Under the Moon Camp. Es simplemente un punto panorámico, La verdad es que es un paisaje como si hubiésemos bajado al mismísimo infierno. Muy sorprendente. Cuando llegamos hay un todo terreno con un par de turistas chinos.

El Desierto Negro está formado por la erosión de las montañas que han extendido una capa de polvo negro y se han desmenuzado sobre la meseta. La mayoría de las montañas negras tienen formas piramidales.

Vamos disfrutando por el camino atravesando este curioso lugar. La carretera tiene buen firme, es tipo autovía por la anchura pero sin mediana. Es todo una recta, casi no hay curvas. El viento mueve la arena creando remolinos en el asfalto al paso de los vehículos. Prácticamente no existen las señales y no hay pintura de señalización. Una carretera más estrecha va paralela. Vamos cambiando de una a otra. Casi no hay tráfico y vamos a unos 110 Km. por hora.

A las 14:00 horas paramos en un pueblo que se llama El-Hayz, donde hay una fuente de aguas con alto contenido en hierro. Hay un chiringuito junto a ella donde vamos a comer. Mientras nos preparan la comida nosotros nos damos un baño. La temperatura del agua es buena, ni fría ni ardiendo. Para cambiarnos utilizamos una habitación abierta tapándonos con las toallas. Nos sienta genial el baño y paliamos el calor.

Llega otro todo terreno, conductor, guía que habla español y una guiri solitaria de mediana edad que también comen allí. Sentados en unos cojines en el suelo comemos. Nos preparan una comida muy rica. Un revuelto de huevos con pimientos, tomate y ajo. Una ensalada tipo ceviche, de atún, cebolla y limón. Un plato con pepino y tomate, queso feta, pan de pita y una bolsa de patatas.

A las 15:30 horas continuamos camino. Los bañadores nos les ponen colgados por fuera del todo terreno para que se sequen, y vamos con miedo a que se vuelen, pues vamos a bastante velocidad. Hamada les va sujetando por si las moscas. El paisaje sigue siendo sorprendente, vemos campos de olivos. Abandonamos la carretera y nos metemos por la arena del desierto, nos encontramos en un lugar llamado Montaña de Cristal.

Es una montaña roca con cristales de cuarzo. Tiene formaciones diversas tipo geodas unas, otras como si fueran estalactitas de una cueva. Nos subimos a ella para observar unas preciosas vistas y también nos dice Mannut que entremos en un gran agujero en el centro de la montaña. Lo hacemos pero esto último no nos llama la atención, las vistas si.

Empezamos a ver alguna formación que más tarde veremos en el Desierto Blanco. Vamos los 2 ojipláticos. Además la vamos gozando subiendo y bajando por la arena de las dunas. En esta zona coincidimos con la chica de la comida y los 2 chinos que vimos en el Desierto Negro. Mannut se pica con ellos, le encanta hacer rally. Vemos campos de olivos.

Salimos de nuevo a la carretera y al poco nos dice que conoce un sitio espectacular cerca pero que ahora no dejan ir. Pero que el por nosotros nos va a llevar. Añade, ya veréis como los otros dos no vienen, como haciéndose el interesante, que poco me gustan esas actitudes, buscando al final recompensa económica. El todo terreno que venía detrás no entra, y nos dice veis.... Llegamos a un lugar que nos deja sin respiración, es increíble lo que tenemos enfrente de nosotros. Lo puedo meter en el top 5 de los lugares más maravillosos que conozco hasta el momento desde el punto de vista paisajístico.

Paramos en mitad de una gran bajada por arena. Grandes formaciones con variedad de formas de roca caliza y un paisaje mágico. Son de esos lugares donde las fotos no trasmiten la belleza real del lugar. Por cierto que al poco de llegar aparece el todo terreno de la chica. Con que nadie venia ehhh!!!!

Bajamos a toda pastilla como si de un tobogán se tratara, el todo terreno se agarra sin problemas. Nos dan una vuelta por todo el valle buscando diferentes perspectivas del lugar. Pero como siempre se dice, ya verás como viene alguien y te jode el momento. Cuando ya nos marchábamos de repente Mannut nos dice que el Desierto Blanco, que es al siguiente lugar al que vamos, es Parque Nacional, y que tenemos que pagar por entrar en él. Le decimos que ni de coña, que eso no lo había advertido, cuando hablamos, iba todo incluido. El se hace el enfadado y nosotros más. Pero todo quedó en eso y solo viendo el lugar donde nos encontrábamos hicimos poco caso más.

Salimos a la carretera y unos kilómetros después volvemos a abandonarla. Entramos por una pista, bueno realmente es una extensión de arena y se ven rodadas de otros todo terrenos. Al poco vemos un cartel del Parque Nacional y nos dice, veis?. Que es parque ya lo sabíamos y que lo declaró el gobierno egipcio en el año 2.002 también. Nos vamos adentrando y descubrimos miles de enormes formaciones de roca cretácica que se han formado como resultado de tormentas de arena ocasionales en la zona.

El origen de este desierto se remonta a los inicios del Paleógeno, aproximadamente hace unos sesenta millones de años, cuando esta zona integraba el lecho de un mar de escasa profundidad que cubría la vasta capa de roca arenisca que se extendía sobre la actual región de Nubia. Durante los siguientes treinta millones de años, se acumularon en el lecho marino depósitos de yeso y rocas sedimentarias de piedra caliza conformando un estrato que alcanzaba los trescientos metros de profundidad. Posteriormente, las formaciones de casquetes de hielo hicieron retroceder las aguas del océano Atlántico, provocando la desaparición de este antiguo mar.

Es uno de los lugares menos poblados de Egipto y tiene una extensión de casi 4.000 kilómetros cuadrados. Paramos para hacer unas fotos en unas que parecen pájaros.

Hay tantas que no sabes dónde mirar, te faltan ojos. No queda mucho para ver el atardecer y conduce a toda pastilla entre formaciones que parece un campo de champiñones, hasta lo que debe ser la formación emblema de este mágico desierto, un pollo junto a un árbol. Es la única que esta acordonada.

El atardecer sencillamente nos deja sin palabras. El sol va cambiando el color tiza de las rocas por colores anaranjados. Parece el paisaje de otro planeta. El suelo es una mezcla del blanco de la caliza y el naranja de la arena, parece un paisaje parcialmente nevado.

Aquí nos juntamos los tres todo terrenos y una vez termina el ocaso vamos a buscar un lugar donde montar el campamento para pasar la noche. Cada uno busca su sitio, separados pero solo unos centenares de metros unos de otros.

Mannut y Hamada se valen por si solos para prepararlo todo, les ofrecemos ayuda pero nos dicen que disfrutemos del lugar. Tenemos casi luna llena así que parece que no se termina el día.

Montan lo primero una especie de biombo con el parapeto del coche. Una vez bien clavado al suelo sacan los colchones, cojines, una mesa redonda y todos los cachorros y útiles para preparar la cena. Mannut es el chef y Hamada el que se encarga de hacer el fuego de campamento y preparar las brochetas de pollo.

EGIPTO 2016, DÍA 4: DURMIENDO EN EL DESIERTO BLANCO

Mientras empezamos a escribir el blog del día, pero yo me empiezo a encontrar bastante mal. Beatriz me toca la frente y la tengo ardiendo, bastante fiebre al parecer. Me duelen todos los músculos de mi cuerpo y empiezo con tiritona. Me pongo el forro polar y me tumbo un rato. Solo deseando cenar algo para tomarme algo de medicina y que me alivien los síntomas. Vaya día para ponerme malo. Pensamos que ha sido el viento de ir con las ventanillas abiertas, pues tiene pinta de ser gripe.

Sobre las 20:00 horas está lista la cena. Y vaya la que se han currado. Brochetas de pollo a la brasa, un guiso de patatas con pimientos, arroz, una ensalada fría de berenjena con tomate y pan de pita. Todo buenísimo, pero yo no ceno demasiado. Me tomo un spirifen y a esperar....

Como son bastante exagerados sobra bastante y tiran todo lo que sobra cerca para que se lo coman los animales. Nos dice que veremos algún zorro del desierto cuando venga a comérselo.

Y es verdad porque no pasa mucho tiempo cuando vemos una silueta. Son más pequeños que los que estamos acostumbrados a ver en España y bastante confiados. A la cuarta o quinta vez que le vemos intento fotografiarlo pero a pesar de que la luna ilumina mucho el lugar es insuficiente para poder enfocar y no sale bien. Friegan todos los cacharros y cambian las colchonetas junto a la lumbre. Yo poco a poco me voy encontrando mejor. El primer síntoma es que empiezo a tener calor y me quito el forro.

Hamada prepara el té, sacan también una cachimba y yo sigo intentando hacer alguna foto al zorro, pero sin conseguir algo aceptable. El fuego no sabemos que tiene pero es mágico, si además le sumas el lugar tan maravilloso donde nos encontramos, hace que se grabe en nuestras retinas para siempre esta experiencia. Siempre digo que los viajes lo hacen las personas con las que compartes un algo y también las experiencias vividas, pues un viaje sin todo esto es un viaje vacío.

Hablamos mucho sobre todo con Mannut, Hamada sabe muy poquito ingles. Nos cuenta experiencias por estos lugares y otros tours que hacia hace algunos años. Nos dice veis que somos 4 grupos, nosotros pensábamos que 3, pues hasta hace 4 años todos los días nos juntábamos aquí entre 70 y 80 grupos. Hamada se pone a preparar otra tanda de tés al fuego. Nos reímos mucho con ellos, son buena gente. A Hamada acabamos bautizándole Hamada Té, pues estuvo toda la noche preparando tés.

Me pongo a hacer una foto nocturna con las estrellas, pero la luna ilumina tanto que no vemos demasiadas. Por un lado es genial tener la luna así, pues parece que estamos en un lugar del ártico. Los lugareños conocen esto como el desierto de hielo. Pero sin luna hubiéramos visto un cielo repleto de estrellas, aquí la contaminación lumínica es 0. Aún así creo que ha quedado una foto muy chula.

Mannut saca unas flautas y nos deleita con su música. Se fuman unos porros, lo que hace que se pongan más simpáticos. Yo sigo intentando capturar alguna instantánea del zorro, pero no termino de pillarle como es debido. Y así seguimos charlando y tomando té hasta la 1:30 de la mañana. Qué gozada de noche.

Nos sacan unos sacos de dormir y dormimos bajo el abrigo del biombo, como único techo las estrellas. Decir que aquí no hay ni escorpiones ni serpientes. Ellos duermen al otro lado del coche. Al poco de estar tumbados nos llevamos un susto, y es que el zorro está a 1 metro de nosotros, y yo sin la cámara. Me levanto al coche a por ella y otra vez me tumbo esperando que vuelva. Se acerca de nuevo pero no tanto. Y ya por fin cuando lo vuelvo a tener a un metro la cámara enfoca y.... Ha costado pero la perseverancia y la paciencia hace que termines consiguiéndolo.

Ahora si, toca descansar. Ha sido un día intenso de emociones y no va a ser fácil dormir, pero al menos lo intentaremos y si no, no pasa nada. No todos los días se duerme en el Desierto Blanco.

Saludos viajeros.


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