"Es aquella parte de nosotros mismos que es consciente del "Yo". Es una individualidad distinta del Superyo.Existen dos clases de Ego; la primera es aquellla que aprende las cosas, quiera o no quiera. Está sin desarrollar, inculta, excesivamente locuaz, llena de suficiencia, sin la menor razón de serlo. Este Ego está lleno de sí mismo, es arrogante y agresivo. Es el típico Hombre de la Calle.
El otro Ego es aquel que ha progresado y aprendido con la experiencia. Lo poseen aquellos que han alcanzado un alto grado de iluminación. Quienes lo poseen, son personas que están llenos de deseos de auxiliar a los demás, aunque sea con riesgos, con inconvenientes y con perturbaciones para sí mismos.
El egoísmo frecuentemente se define como la segunda de las fuentes de perturbacíón; y cuando pensamos en la vanidosa y egoísta Humanidad que conocemos, vemos claro que es así. Por desgracia, cuanto menos se sabe, más uno piensa que sabe. Muchas de estas personas tan presumidas, que dicen: "Prueba esto, prueba aquello; pero yo no me voy a creer nada de lo que me digas", no han dado aún ni el primer paso por la senda del saber.
El autor de estas líneas está convencido de que pocos son los que laboran en la Prensa y figuran en la categoría de los evolucionados, ya que una de las primeras cosas que se requieren para ello, es tener en consideración los sentimientos y necesidades del prójimo-cosa que se da rarísimamente entre el personal de la Prensa".Primera Edición de Publicación 1972