Hace unos días, en una entrevista con France 24, el ex primer ministro de Israel, Ehud Barak afirmó que el primer ministro Benjamín Netanyahu no tiene ni la confianza del pueblo israelí ni la del ejército tras el devastador ataque de Hamás. Añadió que Israel no tiene más opción que lanzar una ofensiva terrestre en Gaza en respuesta, si quiere derrotar definitivamente a Hamás. Y reconoció que una invasión terrestre de Gaza llevaría semanas, tal vez incluso varios meses, tras lo cual sugirió que el control de Gaza debería entregarse gradualmente a la Autoridad Palestina.
Cuando se le preguntó sobre los comentarios del domingo del presidente estadounidense Joe Biden de que sería un “gran error” que Israel ocupara Gaza, dijo que el apoyo incondicional de Estados Unidos era muy apreciado en Israel, pero que no debería dar “recomendaciones” sobre la estrategia israelí.
Admitió que la guerra causaría inevitables “daños colaterales” en Gaza y describió el ataque de Hamás del 7 de octubre como el “mayor fracaso en la historia del Estado de Israel”, tanto porque Israel no logró impedir el ataque como también por el retraso en el envío de tropas para proteger a los ciudadanos israelíes.
Barak dijo que se sentía reconfortado con el nombramiento de dos ex altos oficiales militares en el gabinete de guerra de Israel –Benny Gantz y Gadi Eizenkot–, creyendo que aportarían experiencia y coherencia al proceso de toma de decisiones. Dijo que esto era importante porque, en su opinión, el primer ministro Benjamín Netanyahu “no tiene la confianza del pueblo, de las familias de los que fueron masacrados, ni de los comandantes y soldados en el campo”.