En unas horas, una inyección letal acabará con su vida si nadie ordena lo contrario.
Troy Davis será ejecutado este miércoles en el estado americano de Georgia acusado de haber matado a un policía en 1989. Sin embargo, muchos dudan de su culpabilidad, incluido el propio juez que lo condenó. Varios testigos se han retractado y han cambiado de versión y las pruebas del supuesto crimen se desmoronan a unas horas de la ejecución.