El mayor valor de nuestra identidad es nuestra privacidad. Es por eso que el análisis de nuestros datos, hábitos, gustos se ha convertido en un importante negocio. Ya sean empresas que quieran saber que color deberá tener su producto estrella para su próximo lanzamiento a crackers (que no hackers) que buscan robar nuestra identidad digital. Es por eso que la web está plagada de todo tipo de scritps y robots. Lo sé, parece sacado de discurso de película de espías pero también lo digo así porque la idea es “acojonar”. Hay que andar con mucho cuidado.
Cada vez es más común conectarse en cafés o bibliotecas. La conexión no es siempre segura, al contrario, en la mayoría de los casos cualquiera puede saber qué pasa por el tráfico de la red. Una solución es configurar tu conexión para que pasé a través de un proxy o conexión cifrada mediante VPN. Pero si tus conocimientos no son de otro mundo. Siempre puedes buscar alternativas.
No hace mucho TOR prensentó un navegador que simplificaba el proceso de su conexión. TOR es un proyecto basado en software libre donde usuarios actúan como nodos de otros usuarios, de forma que nuestra información no va de A a B, sino que pasa por tantos nodos que es muy difícil de rastrear.
Dependiendo de si usamos una distribución de 32 bits o 64 debemos elegir el fichero que se adapte a nuestra arquitectura.
Una vez descargado, descomprimimos y guardamos TOR Browser en una carpeta. Nos dirigimos a ésta desde nuestro gestor de ficheros o abriendo un terminal (pulsando Ctrl +Alt + T) y ejecutamos el fichero “start-tor-browser” (./start-tor-browser).
Tardará un poco en abrir, pero una vez conectado a la red TOR podemos navegar sin problemas con una IP diferente a la nuestra.
NOTA: En caso de querer cambiar de nuevo nuestra supuesta dirección IP Pública, sólo hace falta pulsar en el panel de control de Vidalia en el botón donde pone “Usar una nueva identidad” y listo!