La semana pasada estaba mirando el capítulo de un programa que me gusta mucho, que se llama “Masterchef”, el cual se trata de un concurso que unos cocineros amateurs luego de un intenso proceso de selección, entran al programa con el objetivo de ganarlo a través de ir superando muchas pruebas de cocina frente a otros compañeros, los cuales se van eliminando, para llegar tres a la gran final y allí buscar ganar.
En dicho episodio sucedió algo que me llamó la atención en la prueba de eliminación (el que hacía el peor plato quedaba eliminado del concurso), que me motivó a escribir este post.
Resulta que los concursantes debían realizar tres platos rápidos en el cual todos debían incluir alcachofas, algo simple para ellos por lo que han aprendido y conocen. Pero aquí vino el gran problema para uno de los concursantes, candidato a ganar, que al tratarse de algo muy sencillo fue lo que lamentaría al final del programa.
El jurado dio consignas claras, pero este concursante comenzó a hacer un montón de ingredientes adicionales al plato, empezó a perder mucho tiempo, se puso ansioso, perdía tiempo en cosas que no eran necesarias y el resultado final fue nefasto.
Terminó solamente dos platos (debían ser tres) por falta de tiempo y encima el producto que debía saborearse bien, las alcachofas, brillaron por su ausencia. Por supuesto este muy buen concursante hasta ese momento, fue expulsado.
Cuento este episodio porque muchas veces nos sucede a diario esto en cualquier aspecto de nuestras vidas, pero en cualquiera, ya sea en el trabajo, en las relaciones o en algo que te han pedido.
Tenemos la gran habilidad de complicar lo simple, hacer de lo sencillo y claro a algo complejo e imposible de descifrar muchas veces.
Cuando vemos algo sencillo o que parece fácil, nos descentramos en cosas que no aportan, nos hacen perder el foco y luego al final llegan las sorpresas con resultados para nada esperados, encima muchas personas hacen responsable de esto, a la mala suerte…..
Adornarse, querer gustarse con hacer algo distinto y fuera de lo que se necesita, no significa buscar la excelencia o ser altamente eficiente, ¡sino que sucede todo lo contrario!. Salirse del foco por querer demostrar que sabemos o somos competentes, puede convertirse en una autentica trampa hacia cosechar un resultado negativo como le pasó al concursante mencionado.
Las personas que ejecutan lo que hace falta y dicta en ese momento, son los que marcan la diferencia y si a eso que fue pedido, se le añade todo su talento y maestría, harán de ese trabajo algo excelente, pero estos siempre tienen en mente el foco y nunca olvidan la esencia de lo que deben hacer.
Adornarte, querer gustarte y buscar reconocimientos es algo que le fascina a nuestro Ego, el cual disfruta enormemente cuando hacemos esto, porque en realidad no le importa las consecuencias negativas que podemos cosechar utilizando esta conducta.
La mejor forma de evitar esto, es tener presente; “qué es lo importante de cada momento” y “qué beneficio buscas con hacer esa tarea”, a partir de aquí solamente deberás poner en práctica tus conocimientos para ejecutar de la manera más eficiente posible, lo que se necesita para ese momento.