Revista Coaching

Ejecutivo al minuto

Por Jpviola
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Ejecutivo al minuto

Acabo de terminar de leer el libro de Kenneth Blanchard y Spencer Johnson titulado “El ejecutivo al minuto”. Lo busqué en la biblioteca porque lo había sentido nombrar un par de veces y me intrigó el concepto. Creí que sería una obra de esas que intentan ser recetas mágicas para lograr ser un ejecutivo en poco tiempo, es decir, lograr escalar en la pirámide organizacional muy rápidamente (idea muy divulgada entre los jóvenes profesionales). Confieso que lo leí para poder desmentirlo, ya que esa idea no me parece realista ni deseable. Las cosas cuestan esfuerzo y muchas veces paciencia, y en general, los ascensos en empresas llegan luego de varios logros profesionales.

Pero enseguida reconocí haberme equivocado. El concepto del ejecutivo al minuto no se refiere al tiempo en que uno puede lograr ser director o gerente. Se refiere a aquellos ejecutivos que, justamente, son muy “ejecutivos”. Aquellos que aprovechan bien el tiempo, e intervienen en sus equipos lo justo y necesario (esto en mis palabras, obviamente no lo define así el libro). El “ejecutivo al minuto” tiene una serie de principios para su dirección, los cuales les resumiré en mi próximo post. Hoy quiero compartirles más que nada mi percepción de la lectura del mismo.

El libro tiene buenas ideas. Me gusta mucho el enfoque desde el cual parte, que es justamente el ver a las personas como el “capital” más importante que tiene el ejecutivo. Esto, no sólo desde un punto de vista práctico (para lograr resultados), sino también desde un punto de vista humano (entender las motivaciones propias de las personas que están bajo nuestra dirección).

Este es el símbolo del “ejecutivo al minuto”, cuyo significado se explica antes de empezar la lectura:

Ejecutivo al minuto

“(…)tiene por objeto recordarnos que cada día debemos dedicar un minuto a contemplar el rostro de las personas que están bajo nuestra dirección. Y también sirve para hacernos percatar de que esas personas son nuestro “capital” más importante”.

Impecable. Una pena que algunas ediciones hayan quitado este símbolo de la tapa, no sé si han mantenido la explicación en su interior.

El libro cuenta una historia, lo que lo hace muy ameno y de fácil lectura para los que son más perezosos. Del diálogo de un joven con un ejecutivo de una empresa y con algunos de sus colaboradores surgen consejos interesantes para la reflexión y aplicación personal. Yo no soy muy amiga de los libros que te venden “historias mágicas” como si fueran reales, con una simplicidad tal que pareciera que cualquiera, de un día para otro, puede replicarlas. Me hacen sentir que están escritas para un mundo ideal que no existe. En algunos momentos el texto se me hizo demasiado optimista y exagerado… y a veces un tanto repetitivo. Entiendo que lo primero es justamente para motivarnos a intentarlo y la reiteración busca reforzar el mensaje transmitido. Lo entiendo, sí, pero no deja de hacerme un poco pesada la lectura. Son estilos.

Las técnicas de dirección que presenta pueden servirnos mucho (a ustedes y a mí), con lo cual prometo escribirles un pequeño resumen muy pronto.

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